jueves, 7 de julio de 2011

Cuatro mitos sobre las Cruzadas - Ultima Parte

De vuelta al presente

Volvamos al discurso del Presidente Clinton en Georgetown. ¿Cuántas de sus referencias a la Primera Cruzada fueron acertadas?
Es cierto que muchos musulmanes que se habían rendido y refugiado bajo las banderas de algunos señores cruzados –un acto que debería haberles dado tregua– fueron masacrados por tropas fuera de control. Aparentemente esto fue un acto de indisciplina y se afirma que esto enojaba enormemente a los señores cruzados en cuestión porque esto daba una mala imagen de ello.
Implicar –o simplemente decir– que esto fue algo querido por toda la fuerza de los cruzados, o que era parte integral de las cruzadas, es en el mejor de los casos equivocado. De cualquier modo, John France lo ha descrito bien: “este notorio evento no debe ser exagerado… Por más fea que haya sido la masacre… no estaba lejana a lo que era la práctica común en ese entonces respecto a un lugar en resistencia”. Y teniendo en cuenta el espacio, se podría anexar una lista larga y sangrienta, que se remonta al siglo VII, de acciones similares donde los musulmanes fueron los agresores y las víctimas los cristianos. Sin embargo esa lista no habría servido a los propósitos del Sr. Clinton.
El Sr. Clinton estaba usando probablemente a Raymond de Aguilers cuando se refirió a “la sangre hasta las rodillas” de los cruzados. Pero la física requerida para tal alegato es imposible, como es evidente. Raymond estaba simplemente fanfarroneando e invocando las imágenes del Antiguo Testamento y el Libro del Apocalipsis. No estaba ofreciendo un hecho cierto y probablemente no quería que tal declaración fuese tomada como tal.
Y si estamos o no aún “pagando por ello”, pueden ver el Mito 4 arriba. Esta es la más seria incongruencia de todo su pasaje. Por lo que estamos pagando no es por la Primera Cruzada, sino por las distorsiones occidentales de las cruzadas en el siglo XIX que fueron recogidas por un mundo musulmán insuficientemente crítico.
Los problemas con las afirmaciones del Sr. Clinton indican las trampas que esperan a aquellos que intentan explicar los textos antiguos o medievales sin una conciencia histórica e ilustran muy bien lo que sucede cuado uno toma recuentos históricos de a pocos –distorsionados o simplemente presentados selectivamente– que sostienen la agenda política de uno. Este tipo de abuso de la historia ha sido penosamente común en lo que a las cruzadas se refiere.
Pero de nada sirve distorsionar el pasado para nuestros propios fines. O más bien, puede servir para muchas cosas… pero no a la verdad. Las distorsiones y tergiversaciones de las cruzadas no nos ayudarás a entender el reto que plantea a Occidente un Islam resurgente y militante.
El fracaso de entender ese desafío podría ser mortal. De hecho, ya ha probado serlo. Podría tomar un largo tiempo establecer un recuento correcto sobre las cruzadas. Ya ha pasado mucho tiempo, además, para comenzar esa tarea.

Fin

Tomado de: http://www.aciprensa.com/controversias/lascruzadas.htm