sábado, 20 de agosto de 2011

ORIGEN DE LA ORDEN DEL TEMPLE DE LOS POBRES CABALLEROS DE CRISTO


"Un Caballero de Cristo es un cruzado en todo momento, al hallarse entregado a una doble pelea: frente a las tentaciones de la carne y la sangre, a la vez que frente a las fuerzas espirituales del cielo. Avanza sin temor, no descuidando lo que pueda suceder a su derecha o a su izquierda, con el pecho cubierto por la cota de malla y el alma bien equipada con la fe. Al contar con estas dos protecciones, no teme a hombres ni a demonio alguno."
Año del señor de 1118. Los cruzados occidentales gobiernan Jerusalén bajo el mandato del Rey Balduino II. Es primavera y nueve caballeros, con Hugo de Payns a la cabeza, y a similitud de los ya existentes "Caballeros del Santo Sepulcro", fundan una nueva orden de caballería, con el beneplácito del rey de la ciudad. Han nacido los Templarios.
El primer Maestre (que no Gran Maestre, como se repite a menudo erroneamente) Hugo de Payns, nació en un noble caserío cercano a Troyes hacia el año 1080. Con una sólida educación cristiana y un habil manejo de las armas, sintió desde muy joven la misma vocación de monje que de soldado.
Los Templarios: monjes y guerreros
Probablemente se alistó en la Primera Cruzada antes de haber cumplido los veinte años, enrolado quizá entre las tropas del conde Hugo de Vermandois, hermano de Felipe I, Rey de Francia.Es durante dicha cruzada de desbordante fe, cuanto el joven Hugo se da cuenta de que es posible aunar sus dos vocaciones con la creación de una nueva orden religioso-militar, la primera de estas características, destinada al servicio en Tierra Santa. En medio de aquel ejército cristiano, no tardó en encontrar otros ocho compañeros que participaran de su ideal y concepción de la vida.
LOS NUEVE
FUNDADORES
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DE LA ORDEN DEL TEMPLE

Es significativo señalar la donación por el Rey Balduino II de Jerusalén como sede para la nueva orden, y de ahí su denominación, de la mezquita blanca de al-Aqsa, del Monte del Templo. Creo necesario indicar que en la época, se identificaba dicha mezquita como el emplazamiento exacto del Templo de Salomón (hoy se sabe que era mucho mayor, y que la mezquita ocupa solamente el atrio de dicho templo), y por ello no es facilmente explicable como a una recién fundada "policía de caminos" tal era la función principal de los Templarios en sus comienzos, se le fuera donado semejante emplazamiento, donde cabían sobradamente varios millares de caballeros, teniendo en cuenta que solo eran nueve hombres.
Representación ficticia de lo que pudo ser el magnífico templo eregido por Salomón, rey de Israel , alrededor del año 976 a.c.
El Templo de Salomón
Un hecho que también contiene una cierta dosis de misterio, es que estos primeros caballeros no admitieron a nadie más en la recién creada orden, durante los nueve primeros años de existencia. Algunas especulaciones relacionan esta decisión con una excavación secreta que llevaban a cabo en los sótanos del Templo, donde pudieron haber buscado el Arca de la Alianza, tarea de la cual solo unos pocos elegidos habrían tenido conocimiento.
Así pues, parece ser que durante los primeros nueve años, los Caballeros del Temple no hacen otra cosa que proteger a los peregrinos, sobre todo en el peligroso camino del puerto de Jaffa a las murallas de Jerusalén. Sin embargo, a pesar de su valor y abnegado servicio, no consta que participaran en las campañas de los reyes del nuevo reino cristiano desde el fin de la Primera Cruzada, lo que refuerza la hipótesis anteriormente citada y defendida por algunos historiadores, que les tendría ocupados durante largo tiempo. De todas formas, esto sería entrar en el terreno de la mera suposición.
Un siglo más tarde, el historiador Jacques de Vitry, describe de esta extraordinaria manera lo que fue el origen del Temple:
Peregrinos ante Jerusalén, escoltados por los Templarios.
Peregrinos escoltados por Templarios
"Ciertos caballeros, amados por Dios y consagrados a su servicio, renunciaron al mundo y se consagraron a Cristo. Mediante votos solemnes pronunciados ante el Patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a los peregrinos contra los grupos de bandoleros, a proteger los caminos y servir como caballería al soberano rey. Observaron la pobreza, la castidad y la obediencia según la regla de los canónigos regulares. Sus jefes eran dos hombres venerables, Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer. Al principio no había más que nueve que tomasen tan santa decisión, y durante nueve años sirvieron en hábitos seculares y se vistieron con las limosnas que les daban los fieles."
En 1127, el Maestre Hugo de Payns, una vez obtenida la aprobación de los Templarios por el Patriarca de Jerusalén, preparó un viaje a Roma con el fin de obtener una definitiva aprobación pontificia, y que de ese modo el Temple se convirtiera en Orden militar de pleno derecho. Balduino II, regente de Jerusalén, escribió al entonces Abad de Claraval, Bernardo, para que favoreciese al primer Maestre de la Orden ante la Iglesia.
San Bernardo de Claraval, uno de los iniciadores de la Orden monacal del Císter en Francia, era a sus veinticinco años una personalidad espiritualmente arrolladora, activísimo trabajador, que funda numerosos monasterios, escribe a reyes, papas, obispos y monjes, redacta tratados de teología, está siempre en oración y batallando a los enemigos de la fe romana. Tenía además, dos pariente próximos entre los nueve fundadores del Temple (Hugo de Payns y Andrés de Montbard, que era su tío), por lo que parece probable que tuviese ya noticias de la fundación de la nueva agrupación de monjes-soldados. Así pues, como esta nueva Orden colmaba su propia idea de sacralización de la milicia, recibió con todo entusiasmo la carta del rey Balduino y se convirtió en el principal valedor del Temple.
San Bernardo de Claraval
San Bernardo de Claraval
Por el momento, los Templarios habían recibido de los canónigos del Santo Sepulcro la misma Regla de San Agustín que ellos profesaban, pero el abad de Claraval deseaba algo más próximo y original para sus nuevos protegidos. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de su pariente Hugo de Payns y los cuatro templarios que le acompañaban, una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma. De acuerdo con la propuesta de Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en Troyes, con nutrida asistencia de prelados franceses y de territorios próximos: dos arzobispos, diez obispos, siete abades, dos escolásticos e infinidad de otros personajes eclesiásticos, todo ello bajo la presidencia de un legado papal, el cardenal Mateo de Albano.
El hábil abad Bernardo, que de una manera u otra estaba vinculado a la mayoría de los asistentes, expuso los principios y primeros servicios de la Orden, y luego supo responder con prontitud a todas las preguntas que le fueron formuladas. El Concilio de Troyes, tras varias semanas de interrogatorios y deliberaciones, aprobó a la Orden del Temple con entusiasmo, como una especie de institucionalización de la Cruzada. De esta manera quedó establecida "oficialmente" la Orden del Temple. El concilio pidió a los nobles y a los príncipes que ayudasen a la nueva fundación y encargó a Bernardo de Claraval que redactase para una Regla original para los Templarios.
San Bernardo entrega la Regla a Hugo de Payns en el Concilio de Troyes
Concilio de Troyes
La decisión de San Bernardo fue la de adaptar al Temple la dura Regla del Cister, con arreglo a la cual la Orden militar organizó su vida monacal. Los Templarios, en cuanto monjes en sentido pleno, debían pronunciar los votos de pobreza, castidad y obediencia, más un cuarto voto de contribuir a la conquista y conservación de Tierra Santa, para lo cual, si fuera necesario, darían gustosos la vida.

jueves, 11 de agosto de 2011

"Dura prueba para la Iglesia"

«La presencia de la Iglesia en Somalia y en Gibuti ha sido casi destruida durante las últimas dos décadas y sobrevive con algunas obras humanitarias»

GIACOMO GALEAZZIROMA
«La presencia de la Iglesia en Somalia y en Gibuti ha sido casi destruida durante las últimas dos décadas y sobrevive con algunas obras humanitarias», afirma desde Radio Vaticana mons. Giorgio Bertin, administrador apostólico de Gibuti y Mogadisco. En la entrevista que ofreció, al margen de la 17 asamblea plenaria de la Asociación de las Conferencias Episcopales del África Oriental, que se está celebrando en Nairobi con otivo del 150 aniversario de su fundación, el obispo capuchino italiano dijo que la guerra y la inseguridad han vuelto casi imposible la misión de la evangelización en los dos países del “cuerno de África”, mientras continúa difundiéndose el fundamentalismo islámico alimentado, en primer lugar, por el régimen iraní y, ahora, por Al-Qaeda. Esto, por lo demás, no ha impedido que se instauraran relaciones «bastante fraternales» entre los cristianos y los musulmanes más abiertos al diálogo, pero, explica el religioso, «el problema subsiste con todos los que no nos conoces, que son la mayor parte».
Otro problema, según mons. Bertin, es la falta de sacerdotes: hoy hay solo tres en Gibuti. En toda Somalia existe tan solo una parroquia y fuera de la ciudad de Gibuti hay cuatro estaciones misionerascon pocas religiosas. En la mayor parte de los casos, los sacerdotes (todos extranjeros) permanecen por muy poco tiempo. «Los sacerdotes que vienen –explica el obispo– no están acostumbrados a vivir en un contexto musulmán en el que la actividad pastoral entre cristianos es casi nula». Por ello, el llamado a las diócesis del África oriental para que pongan a disposición a sus sacerdotes.

Tomado de: http://vaticaninsider.lastampa.it/es/homepage/blog-sacri-palazzi-es/dettagliospain/articolo/somalia-africa-oriental-minorias-4429/

Comunicado Gran Priorato OSMTH de Escandinavia

Estimados Herman@s y amigos que nos leen:

Como es del conocimiento de todos el pasado  22 de julio de 2011 en Noruega hubo un atendado en dos puntos que consistieron en una explosión en el distrito gubernamental de Oslo y un tiroteo ocurrido dos horas después en el islote de Utøya (lago Tyrifjorden, Buskerud), con un saldo provisional de 77 muertos y más de un centenar de heridos, muchos de ellos adolescentes.
Ambos ataques estaban aparentemente coordinados. En un principio, un supuesto comunicado de un grupo islamista llamado Ansar al-Jihad al-Alami (Colaboradores de la Yihad Global) proclamó la autoría de los ataques, según informó el diario The New York Times. Sin embargo, posteriormente, quien había reclamado el atentado en nombre de ese grupo "se retractó" y la policía noruega dijo que sospechaba de grupos noruegos antisistema,lo que también sería negado más tarde.
El presunto asesino, detenido en el islote de Utøya, es Anders Behring Breivik, un empresario noruego de 32 años descrito como nacionalista y fundamentalista cristiano, al que algunos consideran de extrema derecha, si bien él mismo se define como cristiano y conservador en su perfil de Facebook. Anders Behring Breivik había colgado mensajes en Internet declarándose enemigo de la sociedad multicultural
De acuerdo con su abogado, Breivik habría declarado que su acción fue "atroz" pero "necesaria" y que la había planificado durante un largo período de tiempo. Además se supo que había redactado un "manifiesto" de 1.500 páginas y lo había colgado en internet antes de los ataques (según algunas fuentes está bastante inspirado en escritos de Unabomber); ese texto, titulado 2083. A European Declaration of Independence y firmado con el seudónimo de Andrew Berwick, gira en torno a la "guerra de razas" y en cómo puede liberarse Europa de los inmigrantes. También se dio a conocer que Breivik se identificaba a sí mismo con los Caballeros Templarios y que había colgado un vídeo en YouTube en que llamaba a sus seguidores a la guerra contra el marxismo y el Islam; en él aparecía empuñando un fusil automático y con un parche en el brazo que decía "Cazador de Marxistas". 
Debido al uso de los símbolos templarios y para evitar una vinculación con la orden historica, el Fr+  Owe Wagermark, el Gran Prior OSMTH de Escandinavia ha publicado una nota de prensa que queremos colgar -con su debida autorizacion-  aquí para aclarar a la comunidad la no relación con este caso y demostrar nuestra unidad mundial y el rechazo rotundo a este lamentable evento.


Podemos verlo aqui: http://www.tempelherreorden.org/Pressmeddelande%202011-07-24.pdf  


Un TAT.


Fr+ Guillermo 

RELIGIONES EN DIÁLOGO


RELIGIONES EN DIÁLOGO


Cardenal Jean-Louis Tauran

CIUDAD DEL VATICANO, sábado 29 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito en “L’Osservatore Romano” el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, en preparación a la Jornada de oración por la paz en el mundo convocada por Benedicto XVI el 27 de octubre en Asís.
* * *
El 27 de octubre se celebrará, como es sabido, el 25º aniversario de la histórica «Jornada de oración por la paz en el mundo», convocada en Asís, en 1986, por el beato Juan Pa­blo II. Aquella gran iniciativa no de­bería hacer que se olviden otros dos acontecimientos que el mismo Pontí­fice promovió en la ciudad de san Francisco: la «Jornada mundial de oración por la paz en los Balcanes», el 23 de enero de 1994, y la «Jornada de oración por la paz en el mundo», el 24 de enero de 2002, en un mo­mento de preocupante tensión inter­nacional. El 25º aniversario —al cual Benedicto XVI ha querido dar como tema Peregrinos de la verdad, peregri­nos de paz— se celebrará y vivirá en el signo de la reflexión, del diálogo y de la oración.
La reflexión, el silencio, el distan­ciamiento son compañeros necesa­rios de todo diálogo verdadero: si no existieran, este proceso correría el peligro de empobrecerse y de redu­cirse a un intercambio de ideas, con poco contenido espiritual e intelec­tual o sin él. Una vez más nos pre­guntaremos: ¿por qué los cristianos se empeñan en dialogar con perso­nas y comunidades de otras religio­nes? Un primer motivo es que todos somos criaturas de Dios y, por tanto, hermanos y hermanas. Luego, el he­cho de que Dios actúa en cada per­sona humana, la cual, ya mediante el uso de la razón, puede presentir la existencia del misterio de Dios y re­conocer valores universales, constitu­ye un segundo motivo. Existe, por último, un tercer motivo: descubrir en las diversas tradiciones religiosas el patrimonio de valores éticos co­munes que permite a los creyentes contribuir, come tales, en particular a la afirmación de la justicia, de la paz y de la armonía en las socieda­des de las que son miembros con pleno derecho.
Esa reflexión requiere tiempo, in­tercambio de puntos de vista, honra­dez intelectual y humildad. No es raro que los interrogantes que sur­gen en los interlocutores del diálogo necesiten un tiempo de estudio, de reflexión y también un intercambio dentro de un mismo grupo religioso en diálogo. La Jornada del próximo 27 de octubre favorecerá, desde lue­go, esta reflexión, tanto a nivel per­sonal como colectivo.
El diálogo que la Iglesia procura instaurar con creyentes de otras reli­giones, pero también con toda per­sona en búsqueda del Absoluto, se coloca en la estela del particular diá­logo de Dios con la humanidad a través de su Verbo hecho hombre: «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos» (Hb 1, 1-2). Ese diálogo se realiza procurando siem­pre conciliar verdad y caridad (cf. Ef4, 15).
El diálogo no es una conversación entre responsables religiosos o cre­yentes de varias religiones; no es una negociación de tipo «diplomático»; no es terreno de regateo y, menos aún, de componendas; no está moti­vado por intereses políticos o socia­les; no busca subrayar las diferencias ni eliminarlas; no tiende a crear una religión global, aceptada por todos; no se promueve sólo por una inicia­tiva personal, ni como hobby; no cae en la tentación de la ambigüedad de los conceptos y de las palabras.
El diálogo verdadero, en cambio, es un espacio para el testimonio recí­proco entre creyentes que pertenecen a religiones diversas, para conocer más y mejor la religión del otro y los comportamientos éticos que de ella brotan. Esto permite, al mismo tiem­po, corregir imágenes equivocadas y superar prejuicios y estereotipos so­bre personas y comunidades. Se tra­ta de conocer al otro como es y, por tanto, como tiene derecho a ser co­nocido, no como se dice que es y, menos aún, como se pretende que sea. Gracias al conocimiento directo y objetivo del otro, se incrementan el respeto y la estima recíprocos, la comprensión mutua, la confianza y la amistad.
Se conocen bien las cuatro moda­lidades principales, según las cuales los creyentes están llamados a dialo­gar: el diálogo de la vida (comunión de alegrías y de pruebas de la vida cotidiana); el diálogo de las obras (colaboración de cara a la promo­ción del desarrollo integral del hom­bre); el diálogo teológico, cuando es posible (comprensión de las respecti­vas herencias religiosas); y el diálogo de la experiencia religiosa (compartir las mutuas riquezas espirituales).
En la Jornada del 27 de octubre, no faltarán los espacios de diálogo, tanto formales como informales. El primer momento —formal— estará constituido por la conmemoración del encuentro de 1986, así como por los de 1994 y de 2002, y por una profundización del tema de la Jorna­da: Peregrinos de la verdad, peregrinos de paz. Además del Santo Padre, in­tervendrán exponentes de algunas de las delegaciones presentes. Un momento significativo de diálogo se­rá asimismo la adhesión al compromiso tomado el 24 de enero de 2002 en favor de la paz. Todos renovaránsus compromisos manifestados aquel día: «Nos comprometemos a... ». El contenido de aquel «Decálogo» se ha demostrado profético y sigue conservando toda su actualidad. Basta recordar el segundo compro­miso: «Nos comprometemos a ense­ñar a las personas a respetarse y esti­marse recíprocamente, para hacer posible una convivencia pacífica ysolidaria entre los miembros de et­nias, culturas y religiones diversas» (L'Osservatore Romano, edición en lengua Española, 1 de febrero de 2002, p. 7).
Se sobreentiende que la oración acompaña siempre el inicio, el desa­rrollo y la conclusión de toda acción del cristiano. Entre el diálogo con Dios —la oración— y con los demás hay una relación casi natural. Esto es verdad en particular en el delica­do campo del diálogo entre creyen­tes de diversas religiones. El cristia­no comprometido en el diálogo siempre necesita luz, discernimiento, prudencia y valentía, dones del Espí­ritu Santo.
En el diálogo, los cristianos están llamados también a dar testimonio del espíritu de oración que los ani­ma. La oración es una de las dimen­siones en las que el cristiano hace brillar ante los demás sus buenas obras para que las vean y den gloria a su Padre que está en los cielos (cf. Mt5, 16).
Nuestros coloquios con los inter­locutores musulmanes del Consejo pontificio para el diálogo interreli­gioso comienzan siempre con un momento de oración que puede rea­lizarse tanto con un tiempo de silen­cio como con la lectura de un pasaje del Evangelio y del Corán. También las comidas, momentos de conviven­cia fraterna, están precedidos por
momentos de oración silenciosa o por una «invocación» teológicamen­te aceptable por ambas partes. Aún sigue vivo el recuerdo de la plegaria del beato Juan Pablo II al concluir su discurso a los jóvenes musulma­nes de Marruecos en Casablanca, el 19 de agosto de 1985: «Oh Dios, tú eres nuestro Creador. Tú eres bueno y tu misericordia no conoce límites. A ti la alabanza de toda criatura. Oh Dios, tú has dado a los hom­bres, que somos nosotros, una ley interior con que debemos vivir. Ha­cer tu voluntad es cumplir nuestro deber. Seguir tus pasos es conocer la paz del alma. Te ofrecemos nuestra obediencia. Guíanos en todas las ac­ciones que emprendemos a lo largo de nuestra vida. Líbranos de las ma­las inclinaciones que desvían nuestro corazón de tu voluntad. No permi­tas que invoquemos tu nombre para justificar los desórdenes humanos. Oh Dios, tú eres el único. A ti se di­rige nuestra adoración. No permitas que nos separemos de ti. Oh Dios, juez de todos los hombres, concéde­nos formar parte del número de tus elegidos en el último día. Oh Dios, autor de la justicia y de la paz, otór­ganos la verdadera alegría, y el au­téntico amor, así como una fraterni­dad duradera entre las naciones. Cólmanos de tus dones por siempre. Así sea» (L’Osservatore Romano, edi­ción en lengua española, 15 de sep­tiembre de 1985, p. 15).
La Jornada del 27 de octubre in­cluirá momentos de oración, enten­dida como diálogo de todo creyente con Dios o con el Absoluto, cada cual según su propria tradición reli­giosa o su búsqueda de la verdad. La peregrinación misma, en este ca­so en Asís, expresa la «búsqueda de la verdad y del bien». El creyente está «siempre en camino hacia Dios», es un peregrino de la verdad, así como es peregrino todo hombre que se siente «en el sendero de la búsqueda de la verdad».
Si «la imagen de la peregrinación resume (...) el sentido del aconteci­miento que se celebrará», esto signi­fica que la oración será un elemento fundamental de la Jornada del 27 de octubre. El viaje desde Roma hasta Asís, aunque sea una ocasión de co­nocimiento recíproco y de diálogo informal entre los participantes, po­drá ser también un tiempo de refle­xión y de oración. Tras el almuerzo compartido como signo de fraterni­dad y de frugalidad, seguirá un mo­mento de oración personal y de re­flexión. El camino-peregrinación vespertino en silencio hacia la basíli­ca de San Francisco también ofrece­rá un espacio a la oración y a la me­ditación personal. Para los católicos, será significativa la vigilia de oración presidida por el Santo Padre con los fieles de la diócesis de Roma en la basílica papal de San Pedro, la no­che precedente. La invitación a las Iglesias particulares y a las comuni­dades de todo el mundo para que organicen momentos análogos de oración ilustra su importancia en es­ta Jornada.
Con ocasión de la audiencia general del 14 de mayo de 2008, evocando la figura de Dioniso Aeropagita, Benedicto XVI afirmó: «Se ve que el diálogo no acepta la superficialidad. Precisamente cuando uno entra en la profundidad del encuentro con Cristo, se abre también un amplio espacio para el diálogo. Cuando uno encuentra la luz de la verdad, se da cuenta de que es una luz para todos; desaparecen las polémicas y resulta posible entenderse unos a otros o, al menos, hablar unos con otros, acercarse. El camino del diálogo consiste precisamente en estar cerca de Dios en Cristo, en la profundidad del encuentro con él, en la experiencia de la verdad, que nos abre a la luz y nos ayuda a salir al encuentro de los demás: la luz de la verdad, la luz del amor. A fin de cuentas, nos dice: tomad cada día el camino de la experiencia, de la experiencia humilde de la fe. Entonces, el corazón se hace grande y también puede ver e iluminar a la razón para que vea la belleza de Dios» (L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 16 de mayo de 2008, p. 12).
Surge espontáneamente el deseo de que todos los participantes en la Jornada de Asís del 27 de octubre, así como las numerosas personas y comunidades de creyentes que se unirán a ellos, comprendan mejor el significado de lo que se afirma en la declaración Nostra aetate: «La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones es verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepen mucho de lo que ella mantiene y propone, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres» (n. 2).
Tomado de: http://www.zenit.org/article-40058?l=spanish

martes, 2 de agosto de 2011

Ramadán; felicitaciones desde el Vaticano

Monseñor Celata, en un mensaje para los musulmanes por el inicio del mes de ayuno: «Aseguramos nuestra cercanía espiritual»

ROMA
 Con motivo del comienzo del Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes, Monseñor Pier Luigi Celata, secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, dirigió un mensaje de felicitaciones: «A nuestros hermanos musulmanes, les aseguramos sobre todo nuestra cercanía espiritual, esperando que ellos puedan llevar a cabo todo lo que sus corazones de creyentes desean para sí mismos y para todos los hombres, como una mayor atención hacia los pobres y hacia los marginados, una mayor dolidaridad y el respeto por la vida de todos y por la paz».
MUSULMANES ORANDO
«Los cristianos –dijo el arzobispo ante los micrófonos de la Radio Vaticana– han recibido el llamado para, especialmente durante este periodo, ser testigos de la preocupación por el hombre, por cada hombre y por cada mujer, de la que fue capaz Jesús, muerto y resuscitado por nosotros. Entonces, es natural que esperen que las nuevas estructuras institucionales previstas en algunos países se conviertan en la expresión de un auténtico respeto por la dignidad de cada persona y de sus derechos fundamentales, sobre todo el derecho de todos a una efectiva libertad religiosa».

El Papa quiere una “Santa Alianza” con el Patriarcado de Moscú

Rusia es el país más creyente de Europa. Esto explica la atención de Benedicto XVI, que quiere establecer una colaboración para defender los valores cristianos en contra la secularización galopante

MARCO TOSATTIROMA
LA IGLESIA ORTODOXA RUSA
Una mayoría aplastante de rusos creen en Dios: el 1,82 por ciento, según una encuesta publicada por la fundación Public opinión y de Wednesday, una institución de carácter sociológico ligada al departamento sinodal de la Iglesia ortodoxa rusa para los jóvenes. La encuesta se ha hecho con base en preguntas durante los últimos meses a 1500 personas desde 18 años de edad y residentes en 44 regiones rusas.   

El resultado parece realmente sorprendente. En un país en el que por generaciones se ha enseñado el ateísmo y que ha hospedado no sólo facultades universitarias sino también, al menos, un museo sobre este tema y desde donde se ha intentado difundirlo a muchas partes del mundo, sólo el 13 por ciento de los entrevistados sobre este tema se declararon ateos de manera firme, el 5 por ciento, sin embargo, lo hacía de modo dubitativo.

 Los ateos son en su mayoría hombres, (el 68%); las mujeres llegan sólo al 32%. El ateísmo parece más presente en las escalas sociales más bajas: trabajadores o pobres que no tienen ni si quiera para comer.

 El 27 por ciento de los que han declarado creer en la existencia de Dios no pertenecen a ninguna religión organizada. Esta es la respuesta del 34% de los jóvenes entre los 18 y los 24 años y del 38% de los estudiantes.

El 4% se declara musulmán, pocos son los budistas, los católicos, los protestantes y los judíos. El 50% de los creyentes se declara cristiano ortodoxo y pertenecen en su mayoría a la Iglesia ortodoxa rusa. Entre los ortodoxos hay más mujeres, (62%) que hombres (38%). El 40% de los ortodoxos vive en ciudades con al menos 250 mil habitantes, pero la pertenencia al Patriarcado parece ligada, en muchos casos, a una cuestión étnico-nacionalista, más que a la práctica. Sólo el 3% afirma que va a la iglesia una vez por semana. En una comparación con otros países europeos Rusia ocupa la parte alta de la tabla en cuanto a naciones religiosas. Según una encuesta de Interfax, los no creyentes son el 37% en Alemania, el 31% en Gran Bretaña el 34% y en Bélgica el 36%.


No es sorprendente que el alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, haya declarado recientemente que no habrá ningún retraso en el programa que prevé la construcción de doscientas nueve iglesias ortodoxas en Moscú. Quince parcelas de terreno han sido ya adjudicadas a la iglesia ortodoxa rusa y otras cinco lo serán próximamente. Los trabajos han ya comenzado en 80 parcelas. «Doscientas nueve iglesias no resolverán el problema, pero cambiarán la situación de manera radical, ya que tendremos la posibilidad de trabajar con la gente en las iglesias a poca distancia de donde viven» ha declarado el patriarca Kirikk. Si el programa se concreta, «cambiaremos la imagen religiosa de Rusia» ha concluido el jefe fe la Iglesia ortodoxa.

 El patriarcado de Moscú, después de los años del ateísmo de Estado, se encuentra en este momento a la amenaza de la progresiva secularización. «El secularismo, como en la pasada Unión Soviética», lleva a una nueva alianza entre los ortodoxos y los cristianos de otras confesiones para afrontar los desafíos comunes.  Los signos de una colaboración inédita «son visibles a nivel diplomático, pero también a pie de campo» declara Jean François Thiry, de 44 años, uno de los pocos protagonistas del renovado clima entre la Iglesia rusa ortodoxa y la católica. Holandés, pero «naturalizado» ruso, culturalmente aunque no jurídicamente, es el director de una pequeña casa editorial, la Biblioteca del Espíritu, que ha comenzado a imprimir los primeros libros religiosos y se ha establecido en el corazón de Moscú con un centro cultural, ‘Pokrovskie Vorota’, que se ha convertido en un centro de encuentro emblemático entre la fe y la sociedad también para el Patriarcado de Moscú.

«Desde 1993 buscamos la oportunidad para trabajar juntos católicos y ortodoxos – cuenta Thiry – pero es como si en los últimos años se hubiera hecho más claro el deseo los líderes que trabajan juntos para obtener mejores resultados. Lo que ha cambiado de manera evidente, continua Thiry, es como se recibe por parte de los ortodoxos los mensajes que llegan desde el Vaticano. Basta mirar como viene acogido lo que dice Benedicto XVI hoy: con una grandísima atención y una actitud positiva a priori» Lo que es impensable con Juan Pablo II, es que «en Rusia no ha estado leído o entendido, quizás debido a nosotros mismos católicos que, por culpa de prejuicios o simplemente de falta de madurez».

También por el temor que el carisma excepcional del primer papa eslavo pudiera suscitar sobre los creyentes ortodoxos. Me acuerdo de un viaje a Lviv. Juan Pablo II, anciano y enfermo, caminó kilómetros entre la muchedumbre. Los fieles de las parroquias ortodoxas con sus lábaros y los Popes, esperaban de rodillas el paso del Papamóvil. Siempre he pensado que aquella imagen haya dado un golpe mortal a las posibilidades de una visita ténue del Papa a Moscú.

lunes, 1 de agosto de 2011

Estrecha cercanía espiritual con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla

Autor: VIS | Fuente: www.vatican.va
El ritmo del diálogo está ligado a la complejidad de los temas en discusión, que exigen un extraordinario empeño de estudio, reflexión y apertura recíproca
Como es tradición, con motivo de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, Benedicto XVI recibió en el Vaticano a una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, enviada por el Patriarca Bartolomé I, en el marco del intercambio de visitas entre la Iglesia de Roma y el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en ocasión de las fiestas de sus patronos.

La delegación, que entregó al Papa un mensaje del Patriarca, estaba compuesta por el Metropolita de Francia Emmanuel (Adenakis); el obispo Athenagoras (Yves Peckstadt), auxiliar del Metropolita de Bélgica y por el archimandrita Maxime Pothos, vicario general de la Metropolia de Suiza.

"Vuestra participación en esta fiesta, como la presencia de nuestros representantes en Constantinopla en la del apóstol Andrés, expresan la amistad y la auténtica fraternidad que unen a la Iglesia de Roma con el Patriarcado Ecuménico, vínculos que están sólidamente fundados sobre la fe recibida del testimonio de los apóstoles", dijo el Papa en el discurso que dirigió a la delegación. "La estrecha cercanía espiritual que experimentamos cada vez que nos encontramos es para mí motivo de profunda alegría y de gratitud a Dios. Al mismo tiempo, la comunión aún no completa que ya nos une, debe crecer hasta llegar a la plena unidad visible".

"Seguimos con gran atención el trabajo de la Comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto", prosiguió el pontífice. "Desde un punto de vista meramente humano, se podría tener la impresión de que el diálogo teológico avance trabajosamente. En realidad, el ritmo del diálogo está ligado a la complejidad de los temas en discusión, que exigen un extraordinario empeño de estudio, reflexión y apertura recíproca. Estamos llamados a proseguir juntos en la caridad este camino, invocando del Espíritu Santo luz e inspiración, convencidos de que quiere conducirnos al pleno cumplimiento de la voluntad de Cristo: Que todos sean uno".

"En un contexto histórico de violencias, indiferencias y egoísmo, tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten perdidos. Con el testimonio común de la verdad del Evangelio podremos ayudar a la humanidad de nuestro tiempo a reencontrar el camino que lleva a la verdad. Efectivamente, la búsqueda de la verdad es siempre también búsqueda de la justicia y de la paz; por eso constato con alegría la gran entrega de su Santidad Bartolomé a la hora de afrontar estos temas", señaló el Santo Padre.

Benedicto XVI concluyó recordando que con unidad de intenciones y teniendo presente el ejemplo del beato Juan Pablo II, había invitado a "los hermanos cristianos, a los representantes de otras tradiciones religiosas y a personalidades del mundo de la cultura y de la ciencia a participar el próximo 27 de octubre en la ciudad de Asís en una Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, cuyo tema es "Peregrinos en la verdad, peregrinos en la paz". Caminar juntos por las calles de la ciudad de San Francisco será el signo de la voluntad de proseguir recorriendo el camino del diálogo y de la fraternidad". (Junio 2011