domingo, 6 de abril de 2014

El 700º aniversario de la muerte de Jaques de Molay, marca la decadencia del neotemplarismo masón y la vuelta a su origen cristiano

El último Maestre de la Orden del Temple, Jacques de Molay, murió en la hoguera el 18 de marzo de 1314, hace 700 años, por orden del rey de Francia Felipe IV el Hermoso, a los 70 años de edad y con un cuerpo magullado por la tortura y vejaciones después de 7 años de prisión.
BIOGRAFÍA DE JACQUES DE MOLAY
Placa conmemorativa de la muerte de Jacques de Molay en la Isla de los Judíos (París), lugar donde fue quemado.
VoxTempli -17-180314.- Lo más extraño de esta familia es que no se encuentran rastros de sus orígenes. Es posible que algún hecho acaecido con anterioridad, teniendo por protagonista a alguno de sus miembros, hiciese que se tratase de borrar todo. Algunos estudiosos nobiliarios incluyen a Molay en la genealogía de Lonvy, al ser Molay una población del Señorío de Rahon, propiedad del padre de Jacques de Molay, que fue el último Maestre de la Orden del Temple.
De la familia Molay solo se conoce a Juana Bacon, Dama de Molay en 1371. Dicho territorio pasó a la casa Choiseul con motivo de los enlaces con la nobleza de Borgoña.
Jacques Bernard de Molay nació en Borgoña por el año 1240, hijo de Juan, Señor de Lonvy, heredero de Mathe y Señor de Rahon, gran población cerca de Dole de la cual dependían muchas otras, pero principalmente Molay, y esta era una parroquia de la Diócesis de Besanzon, en el Deanato de Nenblans.
Entró en la Orden del Temple en 1265, recibiéndole Fr. Imbert de Perand, visitador de Francia y del Portu, en la capilla del Temple de la residencia de Belna.
Fue padrino de bautismo de uno de los hijos del rey francés, Felipe el Hermoso, que con el tiempo debía ser el delator, perseguidor y verdugo de la Orden y de este Maestre.
Pasó a Ultramar donde dio pruebas de intrepidez y energía, mostrando relevantes cualidades bajo las ordenes del Maestre Fr. Guillermo de Beaujeau, que murió heroicamente defendiendo Acre, con casi la mayor parte de los templarios que combatían a su lado.
Tras la muerte del Maestre Tibald Gaudin, Jacques de Molay fue elegido Maestre, aunque en el momento de su elección se encontraba fuera de Chipre desempeñando una comisión extraordinaria.
No tardó mucho el nuevo Maestre en corresponder a las esperanzas depositadas en él por los templarios que lo habían elegido, mostrándose digno del cargo que le habían confiando. Reorganizó y reforzó la Orden con prudencia y acierto para acometer nuevas empresas en Tierra Santa, capitaneando las expediciones contra los musulmanes de 1293 y 1305, logrando entrar en Jerusalem en el año 1298 y derrotando al Sultán de Egipto, Malej Nacer, en 1299 cerca de la ciudad de Emesa. En 1300 organizó una incursión contra Alejandría y estuvo a punto de recuperar la ciudad de Torsota, en la costa Siria, para la cristiandad.
Al contrario de lo que le tildan de débil, supo defender a ultranza, lo que fue uno de los motivos para acabar con la Orden y sucumbir con ella, la independencia de la Orden del Temple del resto de las órdenes militares y del cada día más poderoso poder de las monarquías absolutas europeas.
PROCESO CONTRA EL TEMPLE
El proceso a los Templarios es una página negra de la historia medieval que admite agudas polémicas. Un enfoque lo sustentan los historiadores consagrados al proclamar la inocencia de los monjes soldados y a ensalzar sus virtudes, ya que el templario vino a representar la sublimación del Caballero medieval. Su ejemplar vida castrense, concretadas en heroicas actuaciones bélicas en los teatros de operaciones donde actuó y el contrapunto de su vida monacal, fueron ensalzados por San Bernardo, en un canto a los Caballeros de Cristo, que acrisolaban una adecuada imagen al espíritu de la Orden y cuya praxis desarrollaron sus miembros, con una fidelidad absoluta a sus Reglas. Diametralmente opuesto al que se quiso vender desde de la corte parisina.
El proceso no puede analizarse como un hecho aislado desgajado de su entorno, sino que requiere ser estudiado en su contexto histórico económico-político y religioso. La animadversión contra la Orden se encontraba aletargada en ciertos círculos cortesanos y eclesiásticos, que los contemplaban como orgullosos. Felipe El Hermoso sin embargo, fue el principal artífice de la red de acusaciones vertidas en el proceso. Durante su reinado colisionaron la teocracia y la idea de Estado, las pretensiones independentistas del monarca francés, frente a la concepción universalista de la Iglesia. Al trasladar Clemente V la corte pontificia a Avignon, triunfó la idea estatal del monarca, dejando al Papado inerme frente a la realeza, lo mismo que a las Ordenes Militares.
El proceso no es un proceso criminal ordinario, sino político, siguiendo el procedimiento de excepción de la Inquisición. No pretende descubrir la verdad, sino convertir en culpable a un sospechoso. El ataque contra el Temple, debe situarse en el contexto de un problema de poder y de medios: ajustar cuentas al papado y apoderarse de los bienes del Temple. El Temple estaba en el centro de ambos problemas.
La Orden no representa en Francia un peligro militar, a diferencia de lo que sucede en España. El problema parece más de carácter político. El rey francés, Felipe el Hermoso, Jaime II, Eduardo I y Eduardo II, adoptaron frente al Temple y Hospital, la misma política: reducir sus privilegios.
FELIPE EL HERMOSO
Como consecuencia de los fracasos en Tierra Santa, las Ordenes se mantienen a la defensiva. Los reyes tienen litigios con el Papado, por diversos motivos. Las Ordenes son poderosas e independientes del poder real, supeditadas sólo a la autoridad del Papa. El rey francés, lo mismo que los monarcas inglés y español, comprenden la necesidad de debilitar en sus reinos la influencia de las Ordenes Militares. En lugar de reforzar a una, eliminando a la otra, prefieren crear una nueva Orden sobre las ruinas del Temple.
Jaime II, intenta crearla basándose en las Ordenes Nacionales Ibéricas, mientras que Felipe, desea una orden que él pueda controlar.
Las Ordenes Militares Internacionales, eran un obstáculo para el desarrollo de las monarquías centralizadas y por ello, consideraba que debían desaparecer. La eliminación del Temple venía a ser la primera etapa, ya que en el ánimo del rey francés, gravitaba el deseo de eliminar posteriormente al Hospital.
La tortura formaba parte del arsenal de la justicia, en los procedimientos judiciales del Medievo. En Francia, Navarra, Provenza y Nápoles y en los Estados Pontificios, se aplica y los templarios confiesan, mientras que en la Península Ibérica, Italia septentrional, Alemania e Inglaterra, al no aplicarse no confiesan. La tortura del S. XIII, procede de la Inquisición (1235) y se aplicaba para combatir la herejía a cargo de las Ordenes Mendicantes, Franciscanos y Dominicos. Inocencio IV, prevé la tortura como medio de obtener la verdad, determina su uso y matiza su empleo. Clemente V en 1265, confirma la Bula de 1252 Ad Extirpendam y ordena su aplicación. La tortura establece un lazo, entre el inquisidor y el torturado. Entre los templarios torturados que confesaron enormidades, muchos se habrían comportado heroicamente en los muros de Acre, Safed, Ruad y Trípoli. Eran guerreros formados para combatir al infiel y preparados para un tipo de sacrificio. Los musulmanes no perdían el tiempo torturando, les cortaban ritualmente el cuello.
En el proceso la Orden estaba predestinada por envidias del rey, clero, nobleza y del parlamento. Habían mantenido relaciones con el rey, de poder a poder, de acreedor a deudor, le habían protegido en diversas ocasiones, lo que hacía que el monarca se sitiera humillado; habían profesado un internacionalismo (federalismo o sinarquía). Destruyendo la Orden del Temple, Felipe el Hermoso afirmaba la tendencia al absolutismo, al poder totalitario que frente a él, había manifestado Federico II de Hohenstanfen. Fue el primer paso en un camino que, seguirán todos los que transformarán el poder real, en poder monárquico: asegurarse el poder espiritual.
CLEMENTE V
Es el mismo gesto que el de Francisco I, al atribuirse por el concordato de 1516, la nominación de los obispos y de los abates en el reino, o el de Luis XIV, cuando revoca el edicto de Nantes, o cuando ordenaba tomar Avignon, a fin de intimidar al Papa Inocencio XI. La suspensión de la Orden del Temple, no deja de anunciar, aunque empleando diferentes métodos, la de los jesuitas, a fines del S. XVIII.
Dado su poderío económico-militar, la única forma de eliminación posible, era por medio de la calumnia. El plan urdido consistió en separar la Orden del poder espiritual, alienándola de todos los cristianos; buscar la participación del Papa para asegurar la adhesión de los Reyes y conseguir la disolución de la Orden, proponer la fusión con la Hospitalaria, para eliminar la independencia templaria, al nombrar Maestre al hermano del rey de Francia, Felipe el Hermoso, debilitar su poderío económico-militar al controlarlo el propio monarca, evitar una confrontación guerrera que no prosperaría, dado el potencial bélico de la Orden Templaria. El medio que emplearon fue la imputación de herejía, sodomía y crímenes contra la Iglesia.
En un alarde de eficacia policial, se llevó a cabo la detención, realizada el mismo día y a la misma hora en todas las encomiendas francesas, operación minuciosamente preparada un mes antes, alertando en sobres cerrados y totalmente reservados a las autoridades que debían ejecutarla. El Papa, en lugar de averiguar si realmente eran herejes y en este caso excomulgarles y ponerlos a disposición de la autoridad temporal para ejecutar la sentencia, pone a merced del rey a los templarios. Para doblegar voluntades y arrancar confesiones, se aplica el tormento. Los presidentes de los Concilios Provinciales eran adictos e incondicionales al Rey; los interrogatorios escritos se realizaron en la prisión. La Orden es condenada sin escuchar la defensa, con el veto de Aragón y Cataluña. La Sentencia es disolutoria de la Orden (Concilio Ecuménico de Vienne en 1312), condenatoria de las altas dignidades de la Orden (a morir en la hoguera a éstos y a los caballeros relapsos) y confiscatoria de bienes con destino a la Orden Hospitalaria.
El Rey obró impulsado por la envidia, codicia y despecho, al sentirse humillado; el Papa actuó por servilismo, debilidad y temor a un nuevo cisma; Nogaret procedió por ambición desmesurada y deseo de conseguir prebendas reales, los juristas se mostraron deshonestos y malos consejeros, la opinión pública no reaccionó y aceptó pacíficamente el veredicto.
CRONOLOGÍA
1294
(¿1292/1296?) Jacques de Molay es nombrado Maestre.
1299
Expedición templaria a Egipto.
1303
Se pierde la isla de Rouad, frente a la fortaleza de Tortosa.
1304
Conclave de Perusa (Agen).  Surgen las primeras acusaciones contra el Temple.
1305
(14-11) Clemente V (Beltrán de Got) es coronado Papa en Lyón. Propuestas del Papa para unificar las ordenes militares.
1306
Clemente V ordena venir desde Chipre a Jacques de Molay.
1307
A primeros de año llega Jacques de Molay a Paris.
(14/09) . El Rey de Francia envía a los jueces cartas selladas con la orden de arresto de los templarios por “presunciones y violentas sospechas” originadas por la “denuncia” de Esquieu de Floryan.
(14/10). Se difunde en Paris el manifiesto real y se ejecuta la orden de arresto. La acusación es de apostasía, ultraje a Cristo, ritos obscenos, sodomía e idolatría.
(19/10 al 24/11).Se procede a los interrogatorios. De los 138 interrogados, 36 mueren por torturas.
(27/10). Clemente V protesta ante Felipe de Francia por el arresto.
(22-11). La bula Pastoralis Praeminentiae, de Clemente V ordena a los príncipes cristianos que arresten a los templarios. El cambio de actitud se debe,  acusaciones.
1308
(25/3) El rey de Francia convoca los Estados Generales y exige que los templarios sean condenados.
(26/5) Felipe El Hermoso se desplaza a Poitiers para entrevistarse con el Papa.
(27/6 al 1/7). 72 templarios comparecen ante Clemente V. El Rey mantiene la custodia de los bienes, pero la de las personas pasa a la Iglesia.
(12/8) Se nombran comisiones eclesiásticas bajo la autoridad del obispo de cada diócesis.
1309
(8/8) Abre las sesiones la comisión eclesiástica de Paris, un año después de su constitución.
(26/11) Comparece ante la comisión Jacques de Molay.
1310
(11 de mayo) Concilio provincial en Sens,  45 templarios revocan sus confesiones, son acusados de “relapsos”.  Son quemados al día siguiente.
1311
(5 de junio) la comisión episcopal da por terminados sus trabajos, coincidiendo en que no se puede condenar a la Orden sin haber oído públicamente su defensa.
(16-10) Apertura del Concilio de Vienne.
1312
(20-03)Felipe se persona en el Concilio de Vienne.
(22/3) supresión sin condena. Vox in excelso.  En escocia no se promulga dado  que  el Rey  Robert de Bruce estaba excomulgado.
(2-5) La bula Ad Providam distribuye los bienes del Temple.
1313
Bulas papales para que los reconciliados fueran recibidos en monasterios.
1314
(18/03) Sentencia contra Jacques de Molay y dignatarios (19/03) Muere en la hoguera el Maestre, Jacques de Molay y Charnay.
UNA INEXISTENTE “TRANSMISIÓN”  BASADA EN LA FALSA CARTA DE L’ARMENIUS QUE ESGRIMEN LOS NEOTEMPLARIOS
La Orden del Temple fue suspendida por bula papal en 1312. A pesar de ello, sobre todo desde el siglo XVIII, han sido muchas las organizaciones que han buscado cierta legitimidad para poder otorgarse el derecho de ser herederas del Temple.
Para urdir la farsa de la herencia templaria, primero hubo de tramarse la trasmisión del maestrazgo de Jacques de Molay, y muchas son las versiones que se dan sobre los últimos días de Jacques de Molay, en cuanto a preparar una posible sucesión. Una habla de la transmisión de conocimiento a través del caballero Francisco de Beaujeu, sucediéndole el caballero d’Aumond, el cual continuó su obra en Escocia. La más arraigada entre las asociaciones neotremplarias actuales es la que aboga por la sucesión a través de Juan Marco L’Armenius.
Según los defensores de la teoría sucesoria de L´Armenius, en 1810 el abate Gregoire, menciona en un estudio que Jacques de Molay no podía seguir viviendo con la conciencia de haber deshonrado a la Orden con sus declaraciones y que no deseaba vivir preso toda su vida, sino morir habiendo rectificado. No podía hacerlo sin transmitir a un sucesor el maestrazgo, escogiendo a L´Armenius, primado de la Orden y comendador de Jerusalem. Luego, rectifica públicamente y muere.
Esta teoría cae por su propio peso nada más iniciarse, pues no hay datos fiables de quien pudiera ser “L´Armenius”, lo que da pie a nuevas elucubraciones para que algunos consideren que se trataba de un nombre iniciático: L’Armenius sería “el Armenio” y también alguien de familia noble y por tanto revestido de armiño.
A pesar de ello la mayoría de las asociaciones neotemplarias, todas las que buscan ser las auténticas herederas de la Orden del Temple, basan su legitimidad en este documento, la “Carta Larmenius o Carta Transmissionis” (“Carta de Transmisión”). Un manuscrito supuestamente creado por Johannes Marcus Larmenius (Fr.: Jean-Marc Larmenius) en febrero de 1324, dando una lista de 22 sucesivos Grandes Maestros de la Orden del Temple después Jacques de Molay , que termina en 1804, el nombre de Bernard-Raymond Fabré-Palaprat aparece último en la lista (que reveló la existencia de la Carta en 1804).
Lo cierto es que la gran mayoría de los historiadores rechazan la autenticidad de la carta, primeramente porque tras ser esgrimida por el francmasón Bernard-Raymond Fabré-Palaprat para legitimar su liderazgo en esta incipiente organización, nunca nadie volvió a verla para poder ser estudiada y contrastada por métodos científicos de la paleografía y otros (análisis de tintas, tramado del papel o pergamino, etc.) su autenticidad, y los que afirman que la vieron, basan sus objeciones en la traducción del latín original, que demuestra su falsedad. Todos coinciden en que tan sólo se trata de un documento francmasón falso, escrito en latín codificado, dispuesto en dos columnas, en un pergamino de gran tamaño adornado con ricos motivos arquitectónicos, con caracteres cifrados muy similares al código secreto de la Masonería, urdido por uno de sus más importantes representantes, para garantizarse el control de esta organización que, a pesar de buscar sus raíces en la Orden del Temple, no tiene nada que ver con ella, por tener objetivos y fines diferentes, por no decir contrarios.
Es en base a esta falsa carta, de L’Armenius, desde la que se urde la inexistente trama de la transmisión regular del maestrazgo templario. Llegándose a afirmar que entre los sucesores de Larmenius se encontraban Teobaldo de Alejandría y a Betrtrand Du Gesclin, que fue defensor de Enrique de Trastámara contra su hermano el rey de Castilla.  Lo curioso de esta carta es que aparece cuando la exhibe el francmasón Fabré-Palaprat, reclamando su sucesión, y desaparece.
LA SUPERVIVENCIA DEL TEMPLE
La realidad histórica, despojada de cualquier otra connotación mística, prueba que la Orden del Temple fue suspendida por decisión papal, que sus miembros fueron tratados con la máxima dureza en Francia, pero que en otros reinos cristianos como en Alemania, Inglaterra e Italia se les permitió ganarse la vida como guerreros, escuderos, arquitectos, contramaestres, artesanos y obreros.
En Portugal, que solamente cambiaron de nombre, el templarismo persistió con gran facilidad por la ayuda de la dinastía Aviz, allí emigraron muchos templarios procedentes de España y del Mediodía francés, salvo los de Aragón y Baleares, que se integraron con los franciscanos. En Portugal, se constituyeron como Orden de Cristo, adoptando la regla de la Orden de Calatrava. Los Caballeros de Cristo, son herederos directos de los Templarios. En la actualidad son laicos.
Otros, tras la disolución, se reintegraron a la vida civil, casándose y transmitiendo a sus descendientes la historia y los valores de la Orden, lo que de alguna forma alimentó el interés por el Temple hasta nuestros días.
En cuanto a sus bienes, Clemente V ganó el pulso a Felipe el Hermoso logrando que los bienes de la Orden pasaran a la Orden más próxima en lo geográfico y material, aunque lo cierto es que en cada reino se dieron circunstancias distintas, coincidiendo todas ellas en el expolio general del patrimonio de la Orden del Temple, ya fuese por los reyes, nobles u otras ordenes militares. En España la Orden de Calatrava fue la más beneficiada.
Todo ello prueba que la Orden del Temple como tal dejó de existir al carecer de estructura, organización y actividad; pero nadie puede afirmar que su sentido inicial, sus valores y su atractivo ha perdurado hasta nuestros días.