jueves, 5 de abril de 2012

Jueves Santo 2012


Leonardo da Vinci, La Última cena.
El Jueves Santo es una fiesta cristiana que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, y que abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizados por Jesús.

El Jueves Santo se rememora la Institución de la Eucaristía en la celebración de los Santos Oficios. Una vez que éstos han terminado se rememora la agonía y oración de Jesús en el huerto de los olivos (Getsemaní), la traición de Judas y el prendimiento de Jesús.

En este día, por la mañana, tiene lugar la llamada Misa crismal, que es presidida por el Obispo diocesano y concelebrada por la totalidad de su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se emplearán en la administración de los principales sacramentos. Junto con ello, los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo. Es recomendable litúrgicamente y es de práctica común celebrarla en la catedral de cada diócesis.

Los oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Este día es la Introducción al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la Resurrección de Jesucristo.

Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en una misa vespertina en la tarde de dicho día al caer la tarde, a partir de la hora nona, (las tres de la tarde aproximadamente) que es la hora a la que termina el tiempo de Cuaresma. El Jueves Santo es tiempo de Cuaresma hasta la hora nona, es decir, toda la mañana hasta las tres de la tarde. A partir de ahí comienza el Triduo Pascual, que durará desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. En la celebración, participa junto a los sacerdotes celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo que se va a ir celebrando a lo largo de éstos oficios.

Los sacerdotes entran, pero de nuevo con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor. Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristia. El color de ésta celebración es el blanco en honor a la Eucaristía sustituyendo al morado cuaresmal.

Dentro de los oficios del día, adquiere un destacado simbolismo el lavatorio de pies que realiza el sacerdote lavando los pies a doce personas a modo de los doce apóstoles y en el que recuerda el gesto que realizara Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, realizándose antes del ofertorio. En ésta celebración se canta de nuevo el "Gloria" a la vez que tocan las campanas de la torre y campanillas de mano, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia Pascual en la Noche Santa.

La celebración se realiza en un ambiente festivo y con una gran solemnidad y en parte de alegria pero también de tristeza por lo que ocurrirá a partir de esa misma tarde de Jueves Santo. Una vez se ha repartido la Comunión, el Santísimo Sacramento se traslada del Sagrario en procesión por el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la reserva" o "Monumento", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta celebración, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía. Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios finalizan de un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues la celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de que la celebración ha terminado y se nos invita a conmemorar al día siguiente la muerte del Señor. Igualmente, el altar es despojado de todo tipo de ornato quedando lo más sobrio posible, inclusive sin mantel.

El lavatorio queda reflejado también en el Evangelio del día:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
 ―Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
 Jesús le replicó:
 ―Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
 Pedro le dijo:
 ―No me lavarás los pies jamás.
 Jesús le contestó:
 ―Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
 Simón Pedro le dijo:
 ―Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.
 Jesús le dijo:
 ―Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
 Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo «No todos estáis limpios».
 Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
 ―¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Juan 13, 1-15

Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el "Monumento", celebrándose la llamada "Hora Santa" en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de los oficios piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.

En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de "estaciones", los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto y su posterior arresto.

Desde hace unos años, la Iglesia Católica celebra el Jueves Santo, el llamado Día del Amor Fraterno.

Historia
El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.