Señor Jesús, hoy revivimos el dolor de tu muerte sintiendo nuevamente
el dolor del impacto que ella tiene en nuestras vidas.Gracias porque diste tu vida para salvarnos y sufriste para redimirnos.
En esta pequeña iglesia que es nuestro hogar,
queremos confiarte aquellos sufrimientos y penas
que a veces no aceptamos con demasiado amor.
Debemos confesar avergonzados que frecuentemente
nos quejamos de las cruces que nos impone la vida familiar,
y no nos damos cuenta que deberíamos abrazarlas
con el mismo amor que Tú lo hiciste.
Ayúdanos Señor, para que a ejemplo tuyo todo lo compartamos,
las alegrías y las penas, y tengamos siempre presente
que los sacrificios asumidos con amor conducen a la vida nueva
que conquistastes con tu resurrección.
Todo esto te lo pedimos animados por el ejemplo de tu madre,
la Virgen dolorosa, que supo acompañarte
en el dolor y ahora está junto a ti,
donde vives y reinas por los siglos de los siglos, amén.