(Chacao, 23 de marzo. Noticias24).- Con el fervor sencillo de los hombres de fe, los Palmeros de Chacao bajaron de la montaña con su cargamento de esperanzas renovadas, representada por las 660 palmas que cortaron en lo alto de El Ávila, las mismas que serán distribuidas entre los feligreses, este Domingo de Ramos.
Más de 150 hombres, jóvenes y niños, descendieron del cerro con los cogollos de Palma Real, tras pernoctar, en condiciones precarias, en un descampado donde empieza la selva nublada, más o menos a dos mil metros sobre el nivel del mar.
Como todos los años, la conservación del Ávila fue la premisa de los palmeros. Poco antes del mediodía, los promeseros comenzaron a llegar por Sabas Nieves, una de las entradas al Parque Nacional El Ávila. Su presencia fue anunciada con gritos, canciones, cohetes y con improvisadas trompetas. Una multitud los esperaba para emprender juntos el descenso rumbo al sector El Pedregal.
La tradición de los Palmeros de Chacao ya ha traspasado las fronteras del municipio, y aquello que comenzó a finales del siglo XVII
La reconocida periodista y locutora, Eva Gutiérrez, acompañó a los palmeros en calidad de madrina honorífica. “Mi función es hacer ver la importancia que tienen los Palmeros como un grupo ecológico que busca mantener viva una tradición que tiene más de dos siglos. Yo viví por muchos años en El Pedregal de La Castellana y por eso los apoyo incondicionalmente y los acompaño en el recorrido completo y estoy muy orgullosa de ellos porque veo que cada día están más organizados”.
A lo largo del trayecto se le unieron diferentes agrupaciones musicales como la Banda Show Francisco de Miranda, los Santos Inocentes de Caucagua, la Parranda de San Pedro de Guatire, entre otros. A las puertas de la iglesia San José de Chacao, el sacerdote les dio su bendición a los palmeros y a las ánimas de los que ya han fallecido, quienes, según los creyentes, los cuidan y protegen año tras año de los males y peligros.
Cabe destacar que la tradición de los Palmeros de Chacao ya ha traspasado las fronteras del municipio, y aquello que comenzó a finales del siglo XVII cuando el padre José Antonio Mohedano rogó porque terminara la peste que azotaba a la población chacaoense y ofreció como promesa que los peones de las haciendas subieran a la montaña en busca de las palmas y ofrecerlas en la iglesia el Domingo de Ramos, hoy se ha convertido en una Asociación Civil, merecedora de premios nacionales e internacionales por su labor ecológica, educativa y por mantener viva la memoria colectiva y cultural de Chacao.