En este día recordamos cuando Jesús muere
en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee
la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se
celebra la Santa Misa.
En las iglesias, las imágenes se cubren con una
tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que
Jesús no está.
El color morado en la liturgia de la Iglesia significa
luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de
su Hijo.
Podemos recordar leyendo el Evangelio de San Juan, capítulo 18, versículos 1-19, 42.
¿Cómo
podemos vivir este día?
Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y
la abstinencia.
Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz.
Se participa en la
Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción.
Se trata
de acompañar a Jesús en su sufrimiento.
A las tres de la tarde, recordamos la
crucifixión de Jesús rezando el Credo.
¿Cómo se reza un Via
Crucis?
Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los
cristianos en Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la
cruz de Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura
de la Pasión.
El Via Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús
y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al
Calvario.
Se divide en catorce estaciones que narran, paso a paso, la
Pasión de Cristo desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el
sepulcro.
El Via Crucis se reza caminando en procesión, como simbolismo
del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante,
alguno de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la
procesión. Se hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una
de las estaciones, mediante alguna lectura específica.
Si se desea,
después de escuchar con atención la estación que se medita y al final de cada
una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente
estación. El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona.
Via
Crucis para jovenes
1.- Jesús es condenado a muerte
Te
alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al
mundo.
Mi buen Jesús, te han condenado a muerte. ¿Estás triste? ¿ Estás
asustado?
En tu lugar yo me sentiría así. Yo quiero quedarme junto a ti para
que no te sientas sólo.
Ayúdame, Jesús, a tener fuerzas para quedarme junto
a ti.
2.- Jesús es cargado con la cruz
Te alabamos Oh
Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al
mundo.
Jesús mío, te han cargado con la cruz. La veo muy grande y
seguramente te pesa mucho. Yo quiero ayudarte.
Dios mío, ayúdame a
portarme muy bien y así ayudar a Jesús, tu Hijo, para que la cruz le pese un
poco menos este Viernes Santo.
3.- Jesús cae por primera
vez
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz
redimiste al mundo.
Te has lastimado, mi buen Jesús, pero te vuelves a
levantar. Sabes que debes seguir adelante. Yo quiero seguir contigo.
Dios
mío, dame fuerzas para levantarme cuando me caiga y así seguir adelante, como lo
hizo Jesús.
4.- Jesús encuentra a María.
Te alabamos Oh
Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al
mundo.
María, ves pasar a tu Hijo y te duele mucho verlo así. Te duele
más que a todos nosotros. Pero tú confías en Dios y Él te hace fuerte y mantiene
viva tu esperanza en la resurrección.
María, déjame estar contigo
acompañándote y ayúdame a parecerme cada día más a ti.
5.- Jesús es
ayudado por el Cireneo
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que
por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
El Cireneo te ayuda a cargar la
cruz. Yo también quiero ayudarte cada vez que te vea cansado.
Dios mío,
ayúdame a ser generoso y servicial. En mi casa, en la escuela y en todo lugar
para así parecerme al Cireneo y ayudar a tu Hijo a cargar la cruz.
6.-
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
Te alabamos Oh Cristo y te
bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Una mujer se ha
acercado a ti, mi buen Jesús y te ha limpiado la cara. Tú la miras con mucho
amor. Así quieres que tratemos a nuestros semejantes.
Dios mío, así como
la Verónica se acercó con tu Hijo, yo también quiero hacerlo con mis
hermanos.
7.- Jesús cae por segunda vez
Te alabamos Oh
Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Otra
vez te has caído, mi buen Jesús. Es que el camino es muy largo y difícil. Pero
nuevamente tú te has levantado. Tú sabes que es necesario levantarse y seguir
adelante hasta el final.
Jesús, ayúdame a levantarme igual que tú, para
poder seguir adelante en mi camino hacia ti.
8.- Jesús consuela a las
santas mujeres
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu
Santa Cruz redimiste al mundo.
Hay unas mujeres en el camino del calvario
y tú te has detenido a saludarlas. Es tan grande tu corazón que las consuelas,
en lugar de recibirlo. Quieres darles la esperanza de la Resurrección.
Dios mío, ayúdame a tener el corazón tan grande como el de tu Hijo
Jesús, para ayudar siempre a mis hermanos.
9.- Jesús cae por tercera
vez
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz
redimiste al mundo.
Una vez más, mi buen Jesús, una vez más has caído. Y
una vez más te has levantado. Tú sabes que es necesario llegar hasta el final
para así poder salvarnos del pecado.
Gracias, mi buen Jesús, porque te
levantaste y así me salvaste. Ayúdame a mí a levantarme cada vez que me
caiga.
10.- Jesús es despojado de sus vestidura
Te alabamos
Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al
mundo.
Mi buen Jesús. Te quitan la única túnica que tienes y los soldados
la juegan a los dados. Vas a morir pobre, como también naciste pobre. Pero tú
nos dijiste una vez que tu Reino no es de éste mundo, y son las puertas del
cielo las que quieres abrir para nosotros.
Gracias, mi buen Jesús,
gracias por querer salvarme.
11.- Jesús es clavado en la
cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz
redimiste al mundo.
Has llegado a la parte alta del monte, mi buen Jesús.
Y te clavaron en la cruz como si fueras el peor de los ladrones. Pero tú sabes
perdonar a quienes lo hicieron. Y también nos perdonas nuestras
faltas.
Jesús mío, también perdóname a mí. Yo te quiero mucho y no me
gusta verte así.
12.- Jesús muere la cruz
Te alabamos Oh
Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi
buen Jesús, viniste al mundo a salvarnos y ahora lo has logrado. Con tu muerte
en la cruz, con tu obediencia a tu Padre nos has abierto las puertas del
cielo.
Gracias, mi buen Jesús, gracias. Ahora ayúdame para que yo me gane
el Cielo.
13.- Jesús es bajado de la cruz
Te alabamos Oh
Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al
mundo.
María, tu Madre, te detiene entre sus brazos. Está muy triste,
pero sigue confiando en Dios. Ella sabe que este no es el final.
María,
tú te convertiste en mi Madre desde la cruz. Jesús nos ha querido hacer ese
regalo.Ayúdame a estar muy cerca de ti y de tu hijo toda mi vida.
14.-
Jesús es colocado en el sepulcro
Te alabamos Oh Cristo y te
bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ahora todo ha
terminado. La gente vuelve a su casa. Pero a nosotros nos queda la esperanza de
la resurrección.
Sabemos que tú vivirás siempre. En el Cielo, en el
Sagrario y también en nuestro corazón.
Ayúdame, mi buen Jesús, ayúdame a
resucitar contigo cada día, y a vivir con la alegría de la
resurrección.
Vía Crucis para niños
Primera estación:
Jesús es condenado a muerte
Jesús mío, tu silencio me enseña a
llevar las contradicciones con paciencia.
Padrenuestro.
Segunda
estación: Jesús va cargado con la Cruz
Esta Cruz, ¡Jesús mío!
Debiera ser mía; mis pecados te crucificaron. Padrenuestro.
Tercera
estación: Jesús cae por primera vez bajo la Cruz
¡Jesús mío! Por esta
primera caída, no me dejes caer en pecado mortal. Padrenuestro.
Cuarta
estación: Jesús encuentra a su Madre
Que ningún afecto humano, ¡Jesús
mío!, me impida seguir el camino de la cruz. Padrenuestro.
Quinta
estación: Simón, el cirineo, ayuda a Jesús a llevar la cruz
Jesús,
amigo mío, que yo acepte con resignación cualquier prueba que sea tu Voluntad
enviarme. Padrenuestro.
Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro
de Jesús
Imprime, Jesús, tu sagrado rostro sobre mi corazón y
concédeme que nunca lo borre el pecado. Padrenuestro.
Séptima
estación: Jesús cae por segunda vez
Jesús mío, déjame ayudarte a
levantarte, y cuando yo me caiga, me ayudas tú. Padrenuestro.
Octava
estación: Jesús consuela a las santas mujeres
Mi mayor consuelo,
¡Jesús mío!, sería oírte decir: muchos pecados te son perdonados, porque has
amado mucho. Padrenuestro.
Novena estación: Jesús cae por tercera
vez
Jesús, cuando me sienta cansado en el camino de la vida, sé Tú mi
apoyo y mi perseverancia en los trabajos. Padrenuestro.
Décima
estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Despójame, Jesús, del
afecto de las cosas terrenas y revísteme de la túnica del arrepentimiento y
penitencia. Padrenuestro.
Undécima estación: Jesús es clavado en la
cruz
Enséñame, amado Jesús mío, a perdonar las injurias y olvidarlas.
Padrenuestro.
Duodécima estación: Jesús muere en la cruz
Ya
estás en la agonía, Jesús mío, pero tu Sagrado Corazón late de amor por los
pobres pecadores. Haz que te ame. Padrenuestro.
Décimo tercera
estación: Jesús es bajado de la cruz
Tu cruz se ha quedado vacía y
nosotros, tristes. Ayúdanos a saber esperar la alegría de la resurrección.
Padrenuestro.
Décimo cuarta estación: Jesús es colocado en el
sepulcro
Cuando yo, Jesús, te reciba en mi corazón en la sagrada
Eucaristía, haz que halles digna morada, para Ti. Padrenuestro.
El sermón de las Siete Palabras
Esta devoción
consiste en reflexionar en las últimas siete frases que pronunció Jesús en la
cruz, antes de su muerte.
Primera Palabra
"Padre:
Perdónalos porque no saben lo que hacen". (San Lucas 23, 24)
Jesús
nos dejó una gran enseñanza con estas palabras, ya que a pesar de ser Dios, no
se ocupó de probar su inocencia, ya que la verdad siempre prevalece. Nosotros
debemos ocuparnos del juicio ante Dios y no del de los hombres. Jesús no pidió
el perdón para Él porque no tenía pecado, lo pidió para quienes lo acusaron.
Nosotros no somos nadie para juzgar. Dios nos ha perdonado grandes pecados, por
lo que nosotros debemos perdonar a los demás. El perdonar ayuda a quitar el
odio. El amor debe ganar al odio. La verdadera prueba del cristiano no consiste
en cuánto ama a sus amigos, sino a sus enemigos. Perdonar a los enemigos es
grandeza de alma, perdonar es prueba de amor.
Segunda
Palabra
"Yo te aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso". (San
Lucas 23,43)
Estas palabras nos enseñan la actitud que debemos tomar
ante el dolor y el sufrimiento. La manera como reaccionemos ante el dolor
depende de nuestra filosofía de vida. Dice un poeta que dos prisioneros miraron
a través de los barrotes de su celda y uno vio lodo y otro vio estrellas. Estas
son las actitudes que se encuentran manifestadas en los dos ladrones
crucificados al lado de Jesús: uno no le dio sentido a su dolor y el otro sí lo
hizo. Necesitamos espiritualizar el sufrimiento para ser mejores personas. Jesús
en la cruz es una prueba de amor. El ladrón de la derecha, al ver a Jesús en la
cruz comprende el valor del sufrimiento. El sufrimiento puede hacer un bien a
otros y a nuestra alma. Nos acerca a Dios si le damos sentido.
Tercera Palabra
"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí
tienes a tu Madre". (San Juan 19, 26-27)
La Virgen es proclamada
Madre de todos los hombres.
El amor busca aligerar al que sufre y tomar sus
dolores. Una madre cuando ama quiere tomar el dolor de las heridas de sus hijos.
Jesús y María nos aman con un amor sin límites. María es Madre de cada uno de
nosotros. En Juan estamos representados cada uno de nosotros. María es el
refugio de los pecadores. Ella entiende que somos pecadores.
Cuarta
Palabra
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (San
Marcos 15, 34)
Es una oración, un salmo. Es el hijo que habla con el
Padre.
Estas palabras nos hacen pensar en el pecado de los hombres. El
pecado es la muerte del alma. La bondad es el constante rechazo al pecado. El
pecado es el abandono de Dios por parte del hombre. El hombre rechazó a Dios y
Jesús experimentó esto.
Quinta Palabra
"¡Tengo sed!"
(San Juan 19, 28)
La sed es un signo de vida. Tiene sed de dar vida y
por eso muere.
Él tenía sed por las almas de los hombres. El Pastor estaba
sólo, sin sus ovejas. Durante toda su vida Jesús había buscado almas. Los
dolores del cuerpo no eran nada en comparación del dolor del alma. Que el hombre
despreciara su amor le dolía profundamente en su corazón. Todo hombre necesita
ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La sed de todo hombre es la sed del
amor.
Sexta Palabra
"Todo está consumado". (San Juan
19, 30)
Todo tiene sentido: Jesús por amor nos da su vida. Jesús
cumplió con la voluntad de su Padre. Su misión terminaría con su muerte. El plan
estaba realizado. Nuestro plan no está aún terminado, porque todavía no hemos
salvado nuestras almas. Todo lo que hagamos debe estar dirigido a este fin. El
sufrimiento, los tropiezos de la vida nos recuerdan que la felicidad completa
solo la podremos alcanzar en el cielo. Aprendemos a morir muriendo a nosotros
mismos, a nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra pereza, miles de veces cada
día.
Séptima Palabra
"Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu". (San Lucas 23, 46)
Jesús muere con serenidad, con paz, su
oración es de confianza en Dios. Se abandona en las manos de su Padre.
Estas
palabras nos hacen pensar que debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro
cuerpo. Jesús entregó su cuerpo, pero no su alma. Devolvió su espíritu a su
Padre no con grito de rebelión sino con un grito triunfante. Nadie nos puede
quitar nuestro espíritu. Es importante recordar cual es nuestro destino en al
vida para no equivocarnos de camino a seguir. Jesús nunca perdió de vista su
meta a seguir. Sacrificó todo para alcanzarla. Lo más importante en la vida es
la salvación de nuestras almas.
La Virgen de la Soledad