San Juan Bosco, Don Bosco como es más popularmente conocido, nació en un pueblo situado al norte de Italia el 16 de agosto de 1815, en un momento histórico donde se desarrollaba con ímpetu la primera revolución industrial que se traduciría en un cambio profundo de la sociedad de ese tiempo.
Estos cambios en la organización social, unidos a las frecuentes guerras de la época, trajeron a las ciudades numerosos grupos de niños y jóvenes huérfanos que no encontraban ya en sus familias el ámbito natural de crecimiento, y debían buscar su subsistencia en las duras condiciones laborales de entonces.
Don Bosco , ya de pequeño y a través de un sueño-visión que tuvo a los 9 años, se reconoció llamado e intuyó que debía ocuparse de todos estos niños y jóvenes pobres, abandonados y en peligro.
Descubrió el llamado a vivir en esta vocación desde un servicio sacerdotal, y paulatinamente fue experimentando diversas iniciativas a favor de estos jóvenes desde la asistencia directa, proporcionándoles comida, casa ropa, hasta promoción integral, organizando escuelas y centros de atención, prevención y recreación.
Elementos característicos de su camino de servicio a los jóvenes fueron su optimismo y el gozo de la esperanza, aún en los momentos más oscuros y ante las dificultades; su trato de bondad con todos, fundamentado en querer mostrar así el amor que Dios tiene a los jóvenes; la vivencia del trabajo cotidiano como camino en el cual la persona se realiza como tal; un espíritu de iniciativa que le animaba a emprender cosas que se aparecían como imposibles, arraigando este espíritu en el misterio de Cristo y la confianza en María.
Esta vivencia tan particular no se quedó en su persona, sino que es propuesta hoy como un camino de espiritualidad y de trabajo educativo-pastoral concreto y específico para todos quienes quieren incidir positivamente en la educación de los jóvenes más necesitados.