«La presencia de la Iglesia en Somalia y en Gibuti ha sido casi destruida durante las últimas dos décadas y sobrevive con algunas obras humanitarias»
GIACOMO GALEAZZIROMA«La presencia de la Iglesia en Somalia y en Gibuti ha sido casi destruida durante las últimas dos décadas y sobrevive con algunas obras humanitarias», afirma desde Radio Vaticana mons. Giorgio Bertin, administrador apostólico de Gibuti y Mogadisco. En la entrevista que ofreció, al margen de la 17 asamblea plenaria de la Asociación de las Conferencias Episcopales del África Oriental, que se está celebrando en Nairobi con otivo del 150 aniversario de su fundación, el obispo capuchino italiano dijo que la guerra y la inseguridad han vuelto casi imposible la misión de la evangelización en los dos países del “cuerno de África”, mientras continúa difundiéndose el fundamentalismo islámico alimentado, en primer lugar, por el régimen iraní y, ahora, por Al-Qaeda. Esto, por lo demás, no ha impedido que se instauraran relaciones «bastante fraternales» entre los cristianos y los musulmanes más abiertos al diálogo, pero, explica el religioso, «el problema subsiste con todos los que no nos conoces, que son la mayor parte».
Otro problema, según mons. Bertin, es la falta de sacerdotes: hoy hay solo tres en Gibuti. En toda Somalia existe tan solo una parroquia y fuera de la ciudad de Gibuti hay cuatro estaciones misionerascon pocas religiosas. En la mayor parte de los casos, los sacerdotes (todos extranjeros) permanecen por muy poco tiempo. «Los sacerdotes que vienen –explica el obispo– no están acostumbrados a vivir en un contexto musulmán en el que la actividad pastoral entre cristianos es casi nula». Por ello, el llamado a las diócesis del África oriental para que pongan a disposición a sus sacerdotes.