¿Quieres ser Templario?

QUE ES SER CABALLERO TEMPLARIO

Lo mismo que el hábito no hace al monje, el templario no es un sujeto que viste con capa blanca y cruz de malta y viaja a lomos de un caballo.
No es un monje guerrero que está al servicio de nuestro señor y viaja a tierras lejanas de oriente a re-conquistar tierras santas.
Tampoco es el caballero virtuoso que protege a los peregrinos de malhechores y asaltantes de caminos a golpe de espada.
Ni es un siervo de un señor eclesiástico al que rinde pleitesía.
Ni hace ayunos purificadores y sacrificios expiatorios para alcanzar la virtud y la santidad.
NO AMIGOS MIOS, PEREGRINOS DE UNA FE QUE AUN NO CONOCEN A PESAR DE DECIR PROFESARLA.
ESE NO ES UN TEMPLARIO OPERATIVO.
Este prototipo de templario de libros de caballerías y hagiografías medievalescas se perdió en el celuloide de Hollywood y en la noche de los tiempos oscuros de la Edad Media. Aunque alguno hay aún que a mediados de Febrero saca del armario sus atuendos pero.... de todo tiene que haber.
1. El templario verdadero es un caballero en todo sentido, con las damas, los niños, los ancianos y con los atribulados peregrinos de la fe.
2. No pide confesión ni santo ni seña a quienes ayuda: su apoyo es universal e incondicional, tanto para una coreana como para un brasileiro de Biblia en mano y cruz en pecho.
3. Un caballero templario verdadero no se aprovecha del peregrino.
4. Aconseja cuál es el buen camino y cuál es el que debería evitar pero dando margen de libertad de elección al caminante.
5. Auxilia al peregrino fatigado, enfermo o atribulado llevándole al centro médico más próximo y cura las heridas de éste y reconforta sus pies con secretos bálsamos sin pedir nada a cambio.
6. Da cobijo limpio, aseado y saneado propio de personas a todos cuantos llaman a su puerta.
7. Pide lo justo por sus servicios materiales aunque hay quien afrentando la cortesía marche sin dar las gracias ni la plata debida.
8. Un templario es cortés con las damas y condescendiente con los caballeros, escucha a todos y da animosa conversación al viajero.
9. Un templario acecha al enemigo, violador, ladrón, exhibicionista, truhán o sinvergüenza sin dar tregua.
10. Un templario nunca pasaría por tal a simple vista aunque, pero por sus obras lo descubrirías.

Después de haber realizado un retiro Espiritual, Como Caballero Templario he profundizado unos conceptos que entran en las dimensiones de la persona, ese Estilo de Vida lleno de firmeza y carácter que podemos hacer vivo en nuestra sociedad, reencontrarnos con Cristo, que con las prisas y el frenético día a día a veces nos lo hace relegar en un segundo plano.

Muchas veces vemos al prójimo como algo lejano, sin pensar que también es parte de un proyecto que Dios nos muestra siempre en pequeñas señales, a veces inadvertidas pero latentes.
Si nos interrogamos podemos descubrir unas palabras que en si son vida como poder decir Padre, Perdón, Amistad, Dar Cobijo, Unidad.

Padre:
La primera palabra que uno aprende a decir, cuantas cosas bellas nos dice esta palabra; es la persona que nos da todo lo mejor para nosotros, si tenemos frío nos ofrece abrigo (de palabras, de vestir), si es necesario nos acaricia la cara cuando estamos tristes, nos deja andar solos pero siempre está a nuestro lado por si caemos y seguramente podríamos añadir más cosas.

También tenemos un Padre que no vemos el cual tiene cura de nosotros.- el Padre del Cielo.-; Él también hace todas las cosas que hacen los padres, pero a más nos ha dado a su Hijo Jesucristo, porque con Él, podamos hacer camino por la vida y podamos tener esa confianza que nos hace ser felices al estar arropados por Él; así Cristo, el Hijo se ha acercado a nosotros y por medio de Él al Padre.

Perdón:
Es una palabra que es difícil para nosotros, cuando nos equivocamos, frecuentemente no queremos reconocerlo y nos encerramos en nosotros mismos diciéndonos “lo hecho, hecho está” y nos olvidamos cuanto antes mejor, o bien nos mostramos demasiado orgullosos para ceder delante de una persona que nos ha ofendido.
Humildad:

Cristo nos dejó un mensaje que lo debemos esgrimir como bandera, “SED HUMILDES Y AMAD A LOS OTROS COMO A SI MISMO”, por tanto la Humildad se vuelve un tesoro en nuestras vidas y a la vez pidamos perdón a las personas que hayamos podido ofender.

Amistad:
Es la gran palabra por excelencia, decir a una persona amigo/a significa un valor que entraña la gran palabra AMOR. Es la persona que acepta todas tus limitaciones y no te echa en cara en ningún momento, te ayuda en los momentos más difíciles de tu vida sin vacilar ni un instante. Celebra contigo tus alegrías, comparte todos tus secretos y se hace un crecimiento mutuo, maduro y responsable. La distancia no es barrera y se funden en uno solo cuando se tienen noticias.

Así hizo Cristo con sus discípulos al llamarlos Amigos, y les enseñó la palabra AMAR SIN RESERVAS. Y nos transmitió por medio de ellos este gran mensaje.

Dar Cobijo:
Si el amigo/a es para nosotros un gran tesoro y le ofrecemos todo lo mejor, también debemos hacerlo para NUESTRO GRAN AMIGO QUE NO NOS DEJA SOLOS Y NOS AYUDA A CAMINAR HACÍA EL PADRE, POR TANTO HEMOS DE PREPARARLE UNA BUENA CASA EN NOSOTROS A IGUAL QUE HIZO JESUCRISTO CON SUS AMIGOS Y TAMBIEN CON LA GENTE MÁS NECESITADA.

Por tanto si Jesucristo hizo todas estas cosas con la más grande humildad, sigamos su ejemplo y demos cobijo en nuestros corazones a todo el que se nos acerca, que seguro encontraremos la mirada de Jesucristo en ellos.

Unidad:
Si hay una palabra que pueda forjar un anillo con las expuestas, es sin duda la Unidad, uniendo nuestras manos haciendo que late un solo corazón y podamos abrazar a todos, sin condición.

Y podamos dar gracias al Padre porque nos dio a su hijo Jesucristo para mudar la maldad en cosas buenas; Cristo nos conduce al Padre y nos enseñó como hacerlo, orando con el Padrenuestro que es pilar para llegar a la suprema Espiritualidad y ser defensores de su Gran Templo recordemos las palabras que dijo al entrar en Jerusalén:

“Destruid este Templo y Yo lo Reconstruiré en tres días”

Por tanto debemos cuidar y defender el Templo de Cristo que es su Persona Viva y Presente en nuestras Almas, en nuestros corazones.

Como Nuestros Hermanos de Antaño, ser Caballero Templario, es ser una Imagen de virtud, imagen visible de la Orden del Temple, en el cual todos se pueden ver reflejados, sin discriminación alguna, nuestra función es Salvaguardar y ser Testimonios del Templo de Cristo.

Ser Templario nos exige a todos ser Modelos de Cristo, Modelo de sus obras y de sus Acciones, ayudar los mas débiles tanto físicamente como Interiormente, porque hay muchas necesidades que no se ven pero existen, el anciano que no tiene nadie, el que tiene que ir en una silla de ruedas, los que no tienen defensa sobre las enfermedades, etc.…..Cristo nunca les dio la espalda sino que les daba todo su calor y estaba cerca de ellos y los reconfortaba.

Ser Templario reviste todas estas acciones y mas, no pensamos enriquecernos sino al contrario, ser Cristiano comprometido en la vida de cada día y discípulos de Cristo en nuestro quehacer cuotidiano.

Con disciplina y rigor vamos conquistando la gente que nos ve, aunque muchas veces tengamos la sensación de no ser comprendidos o que se nos mofa por ser Templarios, eso no debe ahuecarnos en el ala sino tiene que ser el resorte de manifestarnos aún más en la sociedad.

¿Cuando Cristo vivía, no tuvo también que pasar esas pruebas?

Si quieres ser un Hermano en nuestro Caminar como Templario, asume tu compromiso, primero contigo mismo y luego con tu entorno, familiar, comunitario, laboral, etc.

El Temple no es un club social, es una forma de vida.

INFORMACION PARA NEOFITOS O NUEVOS ASPIRANTES
El ingreso en la Orden, se realiza básicamente mediante la invitación que ésta hace a través de alguno de sus miembros; en cuyo caso, el padrino o presentador asume la responsabilidad de los antecedentes de su apadrinado.

Puede también suceder que algunas personas, por su propia iniciativa, se pongan en contacto con la Cancillería con el deseo de formalizar su ingreso.

En cualquiera de los casos, habiéndose realizado las entrevistas personales de rigor por el Prior o su delegado y oído el parecer del Preceptor, la Cancillería envía al solicitante una serie de formatos que, una vez cumplimentados por el interesado, deberán ser devueltos junto con tres fotografías tamaño carnet.

La documentación que se envía contiene:
  •  La solicitud de ingreso
  •  Un impreso para redactar el curriculum vitae
  •  Un impreso para redactar por el candidato (máximo 2 páginas) un resumen de sus conocimientos sobre la Orden.
  •  Un impreso para que el candidato (máximo 2 páginas) realice su autoanálisis.
Es de advertir que toda la documentación es absolutamente confidencial y a ella no tienen acceso más que los altos Oficiales de la Orden, los cuales actúan bajo el juramento de la no difusión de su contenido.
Por otra parte, en caso de que la información fuera incompleta o se detectara la falsedad en los datos proporcionados, se procederá a la incoación de un expediente por el Senescal de la Orden.
Una vez en poder de la Cancillería la documentación pertinente, se hace entrega de la misma al Consejo Prioral, órgano encargado de estudiar y resolver sobre la solicitud recibida.
La decisión del Consejo Prioral será inapelable.
En caso de ser aceptado, el postulante recibirá una comunicación directamente en la que se le indicará el grado con que ha sido aceptado, es decir si como Sargento o como Caballero/Freira de Capítulo.
Del mismo modo, se le informará de todo lo relativo a sus obligaciones respecto al sostenimiento económico de la Orden; cuota anual y coste de diplomas e insignias de grado.
Es importante que el postulante sepa que el destino de las contribuciones económicas a la Orden del Temple está estrictamente controlado por la autoridad gubernativa y su objeto es precisamente promover los fines de la Orden.
Con posterioridad, el candidato aceptado como Sargento recibirá instrucciones relativas a la formación para su acceso al grado de Caballero de Capítulo y el aspirante aceptado como Caballero/Freira de Capítulo, recibirá instrucciones en relación a su investidura.
Una pregunta muy habitual es:

¿Qué tengo que hacer si quisiera ser templario?
La respuesta a este interrogante es simple, hay que demostrar que se desea ser templario en verdad.
Ten presente que El Temple da pan, agua, trabajo y muchos sufrimientos, y una vez que el aspirante sepa esto, si quiere, entonces empezamos a hablar.
Se les dan encargos de trabajo y se les instruye con un preceptor, quien propone al comendador la entrada en el temple.
Normalmente existe una encomienda por Región o por provincia.
Tras un período de formación el expediente pasa al prior y una vez concluido se inicia el proceso de investidura para ser admitido como caballero.
En la investidura se sigue un proceso: investidura de armas en la que tras una serie de rezos y oraciones debe confirmar que sí quiere ser admitido en la orden; posteriormente se celebran unos actos privados de iniciación monástica y una misa según el rito de que se trate: católica, ortodoxa, etc.; es decir, que somos una comunidad cristiana ecuménica.
Se concluye con un acto que se llama darle el espaldarazo e imponiéndole el manto blanco con la cruz bermeja y una cruz latina o patriarcal.

¿Cuál es la misión principal del Temple?
El Temple a lo largo de la historia ha sido monástico y militar; por tanto de los tres estamentos: el nobiliario, el caballero y el que trabajaba, el vulgo; el templario ha ocupado los dos primeros.
Ha asimilado los votos monásticos de la Edad Media pero los hemos traslado a la actualidad, por lo que debe entenderse con otros parámetros.

CÓMO SER TEMPLARIO HOY:
EL CAMINO DE UNA BÚSQUEDA ESPIRITUAL EN EL MUNDO OCCIDENTAL
En nuestros días, a través de toda Europa o América, se constata un florecimiento de movimientos templarios, como si el hecho de añadir la palabra Temple o Templario a cualquier grupo bastara para darle título.
Es cierto que en el seno de algunos de estos grupos se encuentra un verdadero espíritu caballeresco cristiano. Pero al lado de esto, ¿de cuántas manifestaciones patológicas podemos ser testigos?
No hablaré de estos bravos "Templarios" que no presentan más que el aspecto de guardianes de cementerios encargados de realizar el plan de las sepulturas, o todavía de estos hiper-especialistas históricos, más ratas de biblioteca que auténticos hombres de terreno.
En todos estos casos, el espíritu templario está bien lejos. Pero ¿en qué términos podemos definir hoy el espíritu templario?
Cuando era aceptado como templario, este último debía conformarse con ciertas obligaciones de la Regla del Temple, que eran:
  1.  La obediencia
  2.  La castidad
  3.  La pobreza
  4.  La fraternidad
  5. La hospitalidad y
  6. El servicio a los ejércitos
No olvidemos que el Temple era una orden monástica y que sus miembros debían seguir sus reglas de una manera estricta.
El espíritu templario reposaba sobre ellas y su respeto representaba una apuesta sublime donde el honor y la fe tenían partes iguales.
Este espíritu animaba a los hombres que debían ser, a la vez, santos héroes, especulativos y hombres de acción, administradores y jefes de guerra.
Debían aceptar, además, que la acción personal servía a la comunidad y no a la reputación de un hombre, por alto que estuviese en la jerarquía.
Y todavía más que la gloria del Temple, servir a la gloria de Dios.
Se trataba de ser digno del blanco manto y digno de sí mismo, saber conducirse en este mundo de ilusiones como un verdadero servidor de Cristo.
Pero hoy día, ¿cómo se puede, por una parte, conciliar estas obligaciones con la vida profana y, por otra parte, defender el ideal cristiano en un mundo donde reina la indiferencia?
Nuestra Orden actual no tiene una vocación monástica, así como también las obligaciones del Templario deben ser interpretadas con detenimiento.
El mundo y las cosas han evolucionado desde el siglo XII, también es preciso saber adaptar estas reglas.
La castidad no debe ser una ausencia de relación carnal con el ser amado, sino más bien una huida de toda impureza y de todo desahogo malsano.
Tratar de reencontrar el verdadero sentido del amor físico, dándole su lugar como en el amor afable, una fusión de dos seres humanos no sólo por unos instantes, sino por toda una vida.
La pobreza tampoco es cuestión aquí de comprometer a los Caballeros en la pobreza absoluta, sino hacerles comprender que en un momento se puede perder todo en la vida, pero la verdadera riqueza no está en los bienes exteriores, sino en lo que hay en el corazón.
Es preciso saber también, y esto concierne a otras dos obligaciones que son la fraternidad y la hospitalidad, que el templario debe saber compartir con su hermano menos afortunado que él (recordemos el simbolismo de dos templarios sobre el mismo caballo) y que él debe saber abrir su puerta y su corazón a los desgraciados que pueda encontrar en su camino.
La obediencia cuando se entra en una orden, cualquiera que sea, el primero de los mandamientos es la obediencia. La obediencia y el respeto por las reglas son los únicos medios de mantener las estructuras de un organismo en función, sin no la anarquía se instala y nosotros tenemos demasiados ejemplos alrededor de nosotros para querer seguirlos.
El servicio a los ejércitos, la Orden del Temple no está aquí para batirse de una manera física; no llevamos espada, ni armadura; no es cuestión de restituir cualquier compromiso militar. Pero recordemos que, en caso de conflicto, hemos elegido un ideal espiritual, y que este ideal haría falta saberlo defender con las armas en la mano si fuera necesario.
Temo que muchos Hermanos, presentes o ausentes, no hayan ponderado de una manera suficientemente seria el peso de su compromiso en nuestra Orden.

¿Cuántos no han sido seducidos más que por la apariencia, el porte del manto blanco, el título de Caballero, pero los actos, los hechos, dónde están? ¿Qué han hecho ellos por la Orden en general y por su evolución en particular?
Si no se nace Caballero, se puede, sin embargo, llegar a serlo y para ello se debe tomar y seguir un cierto camino que comienza por una iniciación.
Esta iniciación va a permitir al hombre profano que quiera entrar en el Temple, separarse de las coacciones exteriores y de su historia personal. Va a alejarse de su medio inmediato, limitado y obtuso por confiar al Universo y a la Humanidad todo, dándole una dimensión sagrada.
El sentido de esta ceremonia invariable es ayudar al nuevo Hermano a afrontar la angustia provocada por un compromiso profundo y permanente. Esta ceremonia vivida por los que obtienen el título y por los Hermanos crea un lazo entre los adeptos y, si es vivida intensamente, puede provocar una auténtica comunión.
Comprendemos que estas ceremonias iniciales son muy importantes en el sentido de que pregonan un deseo de despertar el hombre dormido y de hacerle tomar conciencia de un posible estado superior, lo que era una de las misiones del verdadero Temple.
Nosotros, que hemos elegido la vía de la Caballería Templaría, sabemos que la meta que nos hemos fijado no es la Jerusalén Terrestre, sino la Jerusalén Celeste.
Para hacer actos de beneficencia o tener una conducta moral irreprochable, no es necesario entrar en el Temple.
En nuestro caso, esto debe ser la consecuencia directa de una búsqueda situada mucho más alto. Hace falta, pues, comprender que el Temple es también el vehículo de una búsqueda esotérica para cada Caballero, y la síntesis de esta búsqueda es la formación de una encrucijada de civilizaciones y de corrientes espirituales primordiales, cuyos participantes se harían Guardianes de la Tradición, transmitida por vía esotérica desde el cristianismo primitivo (comprendemos mejor así las relaciones entre los Templarios y los musulmanes durante las Cruzadas, mucho más hechas de comprensión mutua que de traición del cristianismo por parte de los primeros).
Guardemos el espíritu abierto a la diferencia y practiquemos la tolerancia, así podremos tener ya un estado de espíritu apto para una comprensión más sutil de las cosas.
Cuando comienza a existir, el hombre se interroga sobre el sentido de su vida; desgraciadamente las respuestas que aporta a estas interrogantes son vagas e insatisfactorias, y se ve obligado a contentarse con opiniones, de creencia o de fe. El sentido de esta verdadera búsqueda existencial no será dado más que por un camino interior, guiado a la vez por la Fe, la voluntad de alcanzar el logro marcado y la intuición; tres cualidades indispensables para cualquier éxito temporal o espiritual.
La corriente templaría es una de las grandes vías occidentales que ha llevado en su seno los medios de desarrollar esta búsqueda espiritual y, más allá de esta simple búsqueda, ha propuesto a los templarios realmente dignos una realización mucho más importante.
…Quien tenga oídos que oiga...
Hemos dicho que nuestra meta era la conquista de la Jerusalén Celeste, la que cada uno lleva en lo más profundo de sí y que le permitirá, si llega a conquistarla, trascender el simple estado mortal que tenía hasta ese momento.
Para confirmar esto, miremos el símbolo que llevamos en el hombro izquierdo: es una cruz, sin el hombre crucificado, y no por ella directa y únicamente ligada al cristianismo, pero sí a una tradición muy anterior que creía que el hombre caído estaba estrechamente atado a los cuatro elementos de la manifestación y que sólo por el centro de esta cruz podía extraerse el hombre elegido y digno de figurar con los justos a la derecha del Padre Eterno.
Comprender, mis Hermanos, que el Temple ofrece esta posibilidad a los que tienen bastante coraje, voluntad y perseverancia para emprender y mantener tal camino, pero el resultado al final es digno de la gracia que nos ha hecho Dios, permitiéndonos estar aquí, pues no olvidemos que este trabajo no se hace únicamente en un sentido egoísta, sino también, y sobre todo, por la Más Grande Gloria de Dios:
"Non nobis, domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam".
Ser soldado del Temple, no es ser miembro de una Orden, es una forma de vida.
Los que son soldados del Temple son soldados de Dios.
Como tales deben siempre andar con Dios y ser más que simples mortales.
Deben conducirse con humildad y ser los más honorables, los más nobles, los más corteses, los más honestos y los más caballerosos.
El templario debe servir a la Orden y no esperar ser servido por ella.
Que lo que colabore lo haga en servicio de Dios y no debe esperar recompensa salvo el saber que con ello honra a la Orden por su devoción.
El templario no debe causar a ninguna criatura herida o daño, sea esta una criatura humana u otra, sea por ganancia, placer o vanidad. Al contrario, el templario debe intentar llevar la justicia a todos aquellos que no la reciben porque todos son hijos de Dios y a todos a concedido Dios el don de la vida.
Ante todos los seres el templario debe demostrar caballerosidad, cortesía y honestidad, teniendo presente que son testigos de Dios.
Un templario debe vivir cada día como un crítico del día anterior, de esta manera cada nuevo amanecer será un paso hacia una mayor nobleza.
Ningún templario deberá ofender de forma alguna a una persona u otro ser.
Para todos el templario debe ser un ejemplo de caballerosidad.
Ninguna mujer deberá temer nada de un templario, ni de sus palabras ni de sus acciones. Ningún niño deberá padecer tampoco ese temor. Ningún hombre, no importa cuan rudo sea, deberá temer a un templario, salvo aquellos que llevan el mal en su interior.
Donde hay debilidad allí el templario debe llevar su fuerza.
Donde no hay voz allí el templario debe llevar la suya.
Donde están los más pobres allí el templario debe distribuir su generosidad.
Un soldado del temple no puede estar esclavizado por creencias sectarias u opiniones estrechas. Dios es la verdad y sin Dios no hay verdad. El templario debe siempre buscar la verdad porque en la verdad está Dios.
Jamás un templario debe deshonrar a otro, porque dicha conducta le deshonrará a él y llevará descrédito a la Orden.

Nosotros lo Templarios debemos tener una conducta ejemplar, siendo la siguiente:
  •  No debe ser brutal.
  •  No debe emborracharse en forma ofensiva.
  •  No debe ser ni inmoral ni amoral.
  •  No debe ser cobarde ni bestial.
  •  No debe mentir ni tener intenciones maliciosas.
  •  No debe buscar posiciones de engrandecimiento dentro de la Orden. Se contentará con aquellos puestos que le sean encomendados para mejor servirla.
  •  No debe juzgar a nadie dentro o fuera de la Orden por sus posesiones o su posición social. Antes al contrario debe juzgar por el carácter y la bondad o falta de ellos.
  •  Debe expresar verdadero sometimiento a los principios del Temple y obediencia a sus oficiales en todas las cosas de la Orden, en tanto entienda que sean verdaderos templarios y merezcan dicha obediencia.
  •  Debe ser un verdadero patriota hacia la tierra que Dios le ha dado.
  •  No debe cazar a ninguna criatura ni por vanidad ni por deporte.
  •  No debe matar a ninguna criatura salvo para alimentarse o en defensa propia.
  •  Debe mantenerse firme y veraz en las justas causas de Dios.
  •  No tomará actitud ofensiva contra ningún hombre por la forma en que se dirige a Dios, aunque esta sea diferente o extraña. Sino al contrario, el templario deberá intentar entender como otros se acercan a Dios.
  •  Debe siempre ser consciente de que es un soldado del Temple y tratar siempre que sus obras sean un ejemplo para los demás.
Uno de los objetivos mas importantes de un Caballero del Temple, es irradiar amor, una copia de ese amor que irradiaba Jesús y vivir de acuerdo con su alma y su conciencia Cristica, para de estar manera llegar a ser “ricos” en verdadero amor, siendo totalmente desinteresados por cualquier otro bien personal, viviendo más para el prójimo y así mostrar una senda que purifique la conciencia y así llegar en verdad a una verdadera necesidad del alma.
Un Templario sabe que la oración y la meditación son partes importantes de su realidad, aprende a vivir el momento, vaya al lugar a donde vaya, sabe que su oración es una manera de de llegar al Padre, transmitiendo así todo el amor que porta dentro de si mismo y repartiendo el bien por doquier.
Cuando esto sucede, todo ese amor que emana de nuestra conciencia cristica, es tan fuerte que agrede a aquellos seres que no quieren cambiar su comportamiento y mejorar para bien de su entorno, el Templario es un portador, alguien que ofrece al otro una total intimidad y discreción absoluta, su mirada bendice a la vez que procura elevar a aquellos que se acercan a él.
Cuando llega la hora, el Maestro llega, él porta una llave que te permitirá abrir la puerta a un nuevo mundo, de ti dependerá si deseas tomar la llave o simplemente devolverla, la decision es tuya.
Tomado de: https://www.facebook.com/permalink.php?id=193439590707393&story_fbid=408486899202660